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Introducción

 
 

San Chárbel
según sus contemporáneos

Padre Hanna Skandar
 

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 Introducción
 
 Chp.I :Comienzo del viaje
 Chp.II: Los trabajos del la vida
 Chp.III: hacia el cielo
 
 Conclusión
 
 "Palabras de San Chárbel"
 
  Los testigos
 

Especial

 
Anunciación a Marie

Chárbel, loco de Dios

     Chárbel, loco de Dios, es el título del primer libro escrito sobre el Santo del Líbano, Chárbel  Majluf, y que habla de su relación con Dios y sus hermanos, los monjes, de su vida ascética y de las mortificaciones que ha vivido. 

     Chárbel, loco de Dios, es el título que se podría poner al libro del “Padre Hanna Skandar”, intitulado “San Chárbel, según los testimonios de sus contemporáneos”. Es que la vida que ha llevado nuestro gran Santo no es normal, en el sentido propio de la palabra, porque su conducta, lo que hizo, y toda su vida fueron contradictorios con la lógica de los hombres. Las contradicciones radicales que rigieron su vida, suscitan en nosotros el asombro, el interrogante y la perplejidad. ¿Es que es normal que un hombre se despoje, a ese punto, de su humanidad y de sus emociones para vivir como si estuvieran en otro mundo? ¿Es que es normal que renuncie tanto a su afectividad, hasta el punto de rehusar el encuentro con su madre y sus hermanos, cuando vienen a verle, y enviarlos sin recibirlos? ¿Es que, por el voto de obediencia, que consiste en despojarse de su propia voluntad para obedecer a sus superiores, que representan a Dios, le obligue, también, a someterse a los monjes más jóvenes, todavía  en período  de formación, y aún a los mismos empleados, a los sirvientes y a los obreros que trabajan con él en el campo? En fin, ¿Es que es normal que él se abstenga de comer, cuando tiene hambre, aguardando la orden formal de hacerlo, sabiendo que las horas de comida en los conventos y eremitorios son fijas, y que la obediencia a la campana que llama a los monjes, ya a la oración, ya al trabajo, o ya sea a comer, es lo mismo que las órdenes dadas por los superiores?

      En efecto, si tratamos de comprender y de interpretar la conducta de San Chárbel, según nuestra lógica humana, seremos incapaces de obtenerlo. Así  que toda interpretación y explicación, humanamente hablando, nos serían imposibles, cuando se trata de poner en la mente de los que nos preguntan, la razón de la esperanza y de la fe que hay en nosotros (I  P. 3,15).

      La vida de Chárbel en su eremitorio de San Pedro y San Pablo, en Annaya, es única, por cualquier lado que se le mire. Fue un hombre que abandonó el mundo para vivir con Dios, a tal punto que se volvió loco de Dios. Muy a menudo, la locura se caracteriza por una atracción total hacia el otro, o ante un pensamiento, o de una opinión, hasta el punto de convertirse en una obsesión del hombre que se sale de lo real.

     Ése era el estado de Chárbel, para quien Dios significaba todo  y, más tarde, era para él una necesidad devolverle ese todo, dado que Dios representaba su único ideal al cual tender, después de haber confiado su suerte a Dios que vino a ser su único objetivo. Chárbel, en adelante, podía hacer milagros en nombre de Dios. Los obraba como intermediario y su intercesión. Por la oración alejaba las langostas de los campos del convento, curaba las enfermedades que los superiores encomendaban a sus oraciones, y alumbraba la lámpara llena de agua y no de aceite.

     Frecuentemente  escuchamos  muchas  de  esas  cosas tiqueteadas ”verdades a medias”, donde se critica la vida de los monjes, de los ermitaños y anacoretas, preguntándose cuál es su utilidad en la sociedad donde viven, en particular en la que nosotros vivimos, sociedad materialista y consumidora, donde el valor del hombre se mide por la producción de su trabajo, por lo que el hombre queda reducido a un simple producto, exactamente  como una máquina que se tira a un lado, una vez usada durante el tiempo para la que fue ideada, para reemplazarla por otra. ¡Lástima! Eso es, exactamente, lo que llega a ser, muy frecuentemente, el hombre, cuyo valor está ligado a su capacidad productiva, y que se desprecia cuando ya se ha vuelto incapaz de producir en esta sociedad materialista.

     Ésa es la clasificación de la gente en la sociedad, entre productores y no productores, de que hacen parte los ermitaños y anacoretas que,  después de haber abandonado el mundo, no ofrecen nada, y nada producen a la sociedad.

     Puede ser que así sea, si se mira la vida actual que llevan esas gentes; pero cuando se restablece el curso del tiempo, se descubre que su manera de ver las cosas no es nada correcta.

      Esas personas que uno mira, a menudo con desconfianza y ligereza, son las que, a la larga, sirven a la sociedad; son las que se eternizan en la historia y de las que la gente se recuerda con admiración. Mientras que los poderosos del mundo, contemporáneos suyos, son objeto de críticas mordaces, e incluso de maldición, por las desgracias y calamidades que perpetraron.

     ¿Quién puede, por ejemplo, acordarse de los nombres grandes, de los poderosos, de los sabios e inteligentes que vivieron en la época de Chárbel Majluf? Para hacerlo, hay que recurrir a los libros de historia, a los archivos y manuscritos para saber que existieron y que hicieron obras laudables. Mientras que la abrumadora mayoría de la humanidad conoce, hoy día, a Chárbel Majluf, los milagros, los prodigios realizados por su mediación, y cuyos relatos han desbordado la memoria de los  tiempos y culturas, pues la Iglesia lo ha elevado a los altares; y en diferentes países se construyen  iglesias  a su nombre.

     ¡Quién hubiera podido conocer una pequeña aldea llamada Annaya, sin  San Chárbel! Gracias a él ha venido a ser un lugar importante de peregrinación al que fluyen turistas de todos los países, no sólo para orar, sino por los restaurantes y hoteles que atraen su atención.

     ¡Chárbel, ebrio de Dios! Pues que él escuchó la palabra de Cristo y la vivió a la letra. Cristo dijo:”el que ama a su padre, a su madre, a sus hermanos y hermanas más que a mí, no puede ser mi discípulo”. Es por eso por  lo que Cristo fue para Chárbel  todo su amor, que lo sedujo y del que vino a ser un loco hasta el final.

     Que tomemos la palabra de Cristo en serio, en nuestra vida, y que cambiemos radicalmente nuestra vida por la mejor, y así contribuiremos a mejorar la vida de nuestra sociedad para que sus hijos vivan los valores morales y el espíritu del cristianismo, a la letra y con rectitud, adhiriéndose, así, a la construcción de un mundo mejor, donde nuestra única meta sigue siendo Dios.

 

     Líbano  5/ 1 / 2008 
     Monseñor Jorge Abu Yaude

Introducción

 

        

Este libro está sacado, principalmente, de seis libros precedentes1, inéditos a causa de la repetición fastidiosa  y el desorden de los acontecimientos. Es por eso por lo que me he decididoo a poner en orden 53 testimonios que, aproximadamente, ocupan 600 páginas de formato  A4, transcribiéndolos todos con absoluta fidelidad, y reuniéndolos en una historia común, según los testimonios repetitivos de los testigos, y apoyado en otras fuentes y referencias2, para llenar el vacío y aclarar un punto cualquiera. Prefiero contar los sucesos valiéndome de diversas fuentes, sin criticarlos, ni analizarlos ni comentarlos, dejando, así, campo abierto a los estudiosos para que lo hagan en el futuro.

      Los testimonios están ordenados de la forma siguiente: El primer capítulo relata un suceso cuasi-histórico de la infancia de Chárbel, y que aconteció hasta su ingreso en la Orden: su ordenación sacerdotal, su estadía en el convento de Santiago Al Hosen, luego sus traslado al convento de Annaya   y su aislamiento en el  eremitorio.

     El segundo capítulo comprende 26 temas sobre la vida del Santo que contiene, cada uno, la definición  del tema, según los testigos; y, luego, las versiones y los acontecimientos que le conciernen.

     El capítulo tercero relata la historia de su última misa, su agonía, su entierro, la luz que salía de su tumba, la apertura de la misma, los análisis efectuados de su cuerpo y los informes de los médicos.

     Se menciona el nombre del testigo en la rúbrica, al final del testimonio. Para cada punto he tenido siempre cuidado de señalar, someramente, las fuentes y las referencias que he expuesto con detalle, al fin del libro.

     Vista la semejanza entre la vida de Chárbel y la de Cristo, he confirmado, a veces, un episodio de la vida del Santo con otro similar del Evangelio. Algunas veces, un acontecimiento de  la vida de nuestro Santo ha sido encabezado con un título tomado el Evangelio.

     Finalmente, he querido publicar, en un anexo, la correspondencia de San Chárbel con el Señor Raimundo Nader, titulada “Palabras de San Chárbel”, hasta donde se ajuste a sus ideas conocidas, en forma y fondo, al simbolismo. Además ello va bien con su lectura espiritual y sus oraciones3 con las que ha vivido en su medio, de una manera admirable. También, el lector encontrará un gozo en leerlas, y hallará que se adaptan perfectamente con las enseñanzas de la Iglesia, sin que tenga ninguna intención de adelantarme a su juicio.

      Líbano, 21 de julio de 2008 
      
Padre Hanna Skandar  O.L.M.
      Convento de Nuestra Señora de la Fortaleza, Menjez-Aqqar- Líbano

 
 

San Chárbel, según sus contemporáneos
Padre Hanna Skandar


Convento de Nuestra Señora de la Fortaleza
Tel: 961-01-855351

webs: www.saint-charbel.com   &  www.menjez.com
e-mail: phskandar@hotmail.com

 

     Referencias
  1        Ver Fuentes

2        Ver Fuentes y Referencias

3        En los libros del tiempo litúrgico, es decir, el breviario, libro de fiestas, Tiempo de Navidad, del Bautismo, de la Semana Santa, la Resurrección, los Cultos y la visita al Santísimo Sacramento.

 
 

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