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Capítulo III: hacia el cielo

 
 

San Chárbel
según sus contemporáneos

Padre Hanna Skandar
 

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 Introducción
 
 Chp.I :Comienzo del viaje
 Chp.II: Los trabajos del la vida
 Chp.III: hacia el cielo
 
 Conclusión
 
 "Palabras de San Chárbel"
 
  Los testigos
 

Especial

 
La Crucifixión.

A: Él cargó con nuestras enfermedades1245 (Mt. 8,17; Is. 53,4)

1-Sanación del hermano Pedro  Jawad de Mechmeche    

     “Yo sufría una enfermedad del pecho y del estómago, desde hacía dos años, lo que me causaba dificultad para respirar, parecido al asma, a tal punto que perdía el aliento cuando recitaba el Ángelus. Me hice tratamientos médicos, sin ningún resultado. Me sentía fatigado, día y noche, hasta que el padre Chárbel me bendijo. Me curé inmediatamente, para no volver a sentir nada, ¡y mire que hago trabajos duros! A mis sesenta años, todavía continúo con trabajos penosos”1246.

 

 

2-Salvó a un joven de la muerte 

     “Cuando mi hermana cortaba hierbas de lo alto de una pendiente rocosa, llamada “Pendiente de la iglesia”, en Ehmej, dio un paso en falso, y cayó desde lo alto de la roca, a una altura de unos veinte metros. Al dar contra el suelo, perdió el conocimiento, se quedó sin movimiento, muda, su cuerpo lleno de contusiones, la cara repleta de heridas, fría y amarillenta y nulo el pulso. Los habitantes del pueblo la pusieron sobre un jergón y la llevaron a casa, creyéndola ya muerta. Cuando supe del accidente, todo perturbado, me fui corriendo al eremitorio para contarle nuestra desgracia al padre Chárbel y rogarle que intercediera ante Dios por ella. Me dio agua bendita. Pero como me vio tan apenado, me dijo: “Su hermana está todavía viva y va a sanar. Tome esta agua bendita y aspérjela”. De regreso a la casa, la encontré todavía sin sentido, y la gente se amontonaba alrededor de ella, llorando. La asperjé con el agua bendita y su cuerpo entró en calor, abrió los ojos y habló. Dos días después se levantó de la cama, completamente sana”1247.

 

3-Sanación de un mudo (Mc. 7, 32-37) 

     “Tengo un hermano llamado Assaad Juan Paz que, de repente, se enfermó, a lo que siguió la pérdida de la palabra, durante dos meses. Mis padres me escribieron al convento de Annaya. Entonces los superiores me dejaron ir a visitarlo. En mi pueblo, Qartaba, los habitantes creían que se había vuelto loco, y me aconsejaron que lo llevara al convento de Kozhaya donde exorcizaban a los posesos. Pero yo lo llevé al eremitorio, pidiéndole al padre Chárbel que rezara sobre su cabeza, y preguntándole si se iría a curar o no. Me respondió: “Éntrelo a la capilla”. Lo hice arrodillar sobre la grada del coro. Vino el padre Chárbel con el Evangelio en la mano, la estola colgada al cuello, puso agua bendita en su mano, lo hizo beber, lo tocó con algunas reliquias de mártires, y me dijo: “No se preocupe; va a sanar”. Después nos fuimos a nuestro pueblo, Sebastián Antonio Moisés, mi hermano, el mudo, y yo. A los diez minutos de camino, mi hermano gritó en voz alta, llamándome: “hermano”. Después, a cierta distancia de nosotros, unos monjes se dirigían hacia el eremitorio, y mi hermano comenzó a nombrarlos: “hermano Pedro de Maifuq, hermano…” Y pasó todo el día cantando, lleno de júbilo, hasta que llegamos a nuestra casa de Qartaba”1248.

  

4-Otro mudo 

     “Mi hijo, Antonio, es monje en el convento de Maifuq.  Más tarde, cuando ingresó en la Orden, tomó el nombre de Pedro. Era mudo de nacimiento hasta los ocho años, pero oía bien. Estábamos muy tristes a causa de su mudez. Un día lo llevamos al eremitorio de San Pedro y San Pablo, pidiéndole al padre Chárbel que rogara por él. A partir de ese momento, el niño comenzó a hablar progresivamente. Y, hoy día, habla como todo el mundo”1249.

  

5-El loco de Ehmej 

     “Yo habitaba con un hombre de Ehmej, llamado Gabriel Sebastián. Se casó con una chica del pueblo, a pesar de la oposición de los padres de ésta. Se enloqueció después de su matrimonio. Se rasgaba la ropa, profería blasfemias y salía desnudo por los campos. Un día, a poca distancia de mí, lo vi desnudo con un revólver en la mano apuntando contra su pecho. La bala salió sin hacerle daño. Corrí detrás de él hasta su casa, donde lo encontré destrozando las cuentas del rosario de su esposa y profiriendo maldiciones. Como yo fui su testigo de matrimonio, aconsejé a sus  familiares que lo llevaran donde el padre Chárbel. Sus padres pensaban, más bien, llevarlo a la cueva de San Antonio de Kozhaya, donde metían, de ordinario, los locos para su sanación. Pero, siguiendo mi consejo, sus padres lo llevaron, en puros cueros, al eremitorio. Delante de la capilla, se negó a entrar. Uno de los ermitaños, el padre Libaos, se lo ordenó, pero él rehusó. Le avisé al padre Chárbel del caso de ese hombre. Salió y se lo mandó, diciendo: “Entre a la capilla”. Y obedeció, sin la menor resistencia, y fue a sentarse indecorosamente. El ermitaño le dijo: “Póngase de rodillas”. Y se arrodilló, los brazos cruzados, como un ángel. Entonces el ermitaño leyó el Evangelio y oró sobre su cabeza. Se curó en el acto. Le corrían lágrimas de los ojos. Gabriel miró a sus padres y les pidió que le trajeran ropa. Salió de la capilla vuelto en sí del todo, bien cuerdo. Actualmente está en América”1250.

 

 6-Salvó los niños de la muerte 

     “Mi mamá me contó que mi papá, Noé, fue una vez a donde su hermano, el padre Chárbel, al eremitorio de Annaya. El ermitaño le dio un escapulario de San Antonio para colgarlo en el cuello. Pero su primo, Abraham Juan Abraham, de Bqaakafra, se lo pidió para mi papá para que se lo pusiera en el cuello de su hijo Nehemtallah, pues, maltrecho por el deceso de de tres hijos que murieron apenas nacidos, estaba temeroso de una eventual muerte de su hijo Nehemtallah, y se lo colgó al cuello. El niño sobrevivió y está actualmente en América. Abraham guardó el escapulario que pasaba de un niño al otro, y todos éstos han sobrevivido”1251.

 

 

7-Tu hijo ya está bien 

     “Jorge Pedro, mulero del convento, fallecido después, me contó que su primo, José Antonio Gabriel de Kfar Baal, guardaba cama por una fiebre, desde hacía veinte días, perdiendo el conocimiento. Él, Jorge Pedro, corrió donde le padre Chárbel para pedirle agua bendita y para que rogara por el enfermo. Antes de hablarle al ermitaño, cerca de la puerta, éste le dijo: “Apenas regrese a su casa, encontrará a su pariente enfermo bien de salud, habiendo recobrado ya el conocimiento y sentado en su cama”. Y así sucedió. El muchacho se extrañó de cómo pudo saber el padre Chárbel que el propósito de su visita fuera por la salud del enfermo”1252.

 

 

8-Su hijo está bien de salud 

     “Me acuerdo de un hecho del que yo fui testigo ocular. Marón Abi Ramia, de Turzaya, había venido donde el padre Chárbel, al eremitorio, para pedirle agua bendita, y para que rogara por su hijo que estaba muy enfermo e inconsciente. Después de haber visto al ermitaño, dio media vuelta. Viéndole tan apurado, afligido y ansioso, tuvo lástima de él, y dijo1253: “Llámenlo y díganle que vaya despacio, pues su hijo está bien de salud”. Cuando el hombre llegó a su casa, encontró a su hijo despierto y bien de salud, aun cuando el médico que lo trataba, Wakim Beik, de Biblos, había perdido toda esperanza de sanación”1254.

 

 

9-Una estéril da a luz (Mc. 7, 24-30) 

     “Fui al eremitorio de Annaya, tres meses antes de la muerte del padre Chárbel, con la esperanza de que, por su intercesión, mi esposa pudiera dar a luz. Antes de regresarme, el padre Macario me trajo, de parte del ermitaño, una bendición. Cuatro meses después, mi esposa quedó encinta. Dio a luz una niña y, después, otras tres niñas y, por último, un varón”1255.

 

 

10-La sanación de una hija de Uwaini (Mc. 7, 24) 

     “Cuando me retiré del trabajo con el padre Elías, volví al mundo. Mi esposa dio a luz una niña con complicaciones en la bilis y dificultad para tomar el seño. Cuando el padre Chárbel rezó sobre su cabeza, sanó y volvió a tomar la lecha materna”1256.

 

 

11-¿Quién me ha tocado?  (Mc. 5, 30) 

     “Me acuerdo que Mariana, viuda de Miguel Nehme, de Ehmej, sufría de una hemorragia, desde hacía tres meses. Los médicos Nayib Beik Al-Juri, de Ehmej; Wakim Najle, de Biblos y Jorge Baz, de Biblos, la sometieron a tratamientos, sin ningún resultado. Entonces ella me dio un real tuco y me recomendó que fuera donde el padre Chárbel para que se lo entregara y me enviara un cinturón bendecido por él. Él me dio un chal que estaba sobre la imagen de Nuestra Señora del Rosario, recomendándome que se lo ciñera, y sanaría. En cuanto al real, no lo quiso. Me dijo: “Póngalo sobre el altar y espere a que venga el padre Macario para que se lo entregue”. La mujer se ciñó el chal, y se curó inmediatamente”1257.

 

 

12-Su hermano mayor1258 

     “Personalmente, yo no conocí al padre Chárbel, tío de mi mamá, pues él, desde que entró en el convento y se hizo ermitaño, más nunca volvió a la aldea, y yo jamás fui donde él. Habiendo quedado huérfano, mi abuelo Juan Zaarur, hermano del ermitaño, me llevó a su casa para encargarse de mí. Y le oí hablar de él. Durante el carnaval, mi abuelo se acordaba de él, y decía, llorando: “Nosotros comemos carne, pero mi pobre hermano no la prueba jamás”. En verano, repetía, todo emocionado: “Nosotros comemos uvas; y mi pobre hermano, que se ocupa del viñedo, llenando grandes canastas de racimos, no las come nunca”. También nos decía: “En el convento, él vivía una vida miserable: se comía las sobras que dejaban los monjes y las migajas de pan”. Algunas veces mi abuelo le hacía una visita y le llevaba dinero para que celebrara misas por el descanso de las almas de sus padres, y él respondía: “Hermano, dele el dinero al superior”, y no lo tocaba”1259. “Mi abuelo Juan pensaba siempre en su hermano, el padre Chárbel. Una vez, nos sentamos para comer carne. Al mirar la comida, lloró, diciendo: “¿Cómo puedo comer carne, cuando el monje1260 no la prueba? Y dicho eso, se resistía a tomar un solo bocado. En su vejez, muy a menudo, lloraba, diciendo: “Yo ya no puedo volver más donde mi hermano”. “Y continuó diciendo que su abuelo, Juan, estaba a punto de morir y que su familia se reunió a su alrededor; los miró, y dijo: “Estoy enfermo y me voy a morir viéndolos a todos a mi lado. Eso me consuela. Pero cuando muera el monje ¿quién va a estar a su cabecera?” Le respondimos: “El que es adorado, no abandonará al que lo adora”1261. “Y entregó su alma el día de la conversión de San Pablo, once meses antes de la muerte del padre Chárbel”1262, y fue enterrado al lado de la iglesia de San Sebastián, en Bqaakafra”1263.

 

 

B: Su última misa

1-Una enfermedad súbita 

     “Un domingo, fui con un grupo de personas para participar de la Eucaristía, en el eremitorio de San Pedro y San Pablo, del convento de San Marón, en Annaya. El padre Chárbel comenzó la misa. Pero, una vez terminadas las palabras de la consagración, lo atacó una enfermedad súbita. El padre Macario, su compañero, se apresuró, le quitó los ornamentos y le ayudó a arrodillarse en la capilla1164. “Por fin, continuó la misa. Pero apenas elevó los santos sacramentos, se quedó rígido. Su compañero notó que el padre Chárbel prolongaba el tiempo más de lo habitual. Entonces fue hacia él y lo encontró con muchos dolores. Le quitó suavemente lo hostia de la mano, la puso sobre la patena y, ayudado por el hermano Pedro, ayudante del eremitorio, lo hizo sentar en una silla, cerca del altar. Después de una media hora le pasó la crisis y terminó el sacrificio de la misa”1265, “a pesar de su enfermedad”1266.

 

 

2-No se vayan 

     Al domingo siguiente, volví con algunas señoras a la misa del eremitorio. Cuando entramos en la capilla, encontramos al padre Chárbel prosternado, orando. A nuestro pedido, un hombre nos dijo la hora de la misa. No podíamos esperar mucho rato, pues hacía un frío cortante. Nos dijo que no nos fuéramos. Era el padre Chárbel quien pronto celebraría la misa. Poco después, el ermitaño se revistió y comenzó la misa. Antes de las palabras de la consagración, le volvieron los mismos síntomas. Le quitaron los ornamentos y esperó en la capilla. Nosotras nos dispusimos para volver a casa, pero el padre Macario nos atajó, diciendo: “No se vayan, pues el padre Chárbel descansa de un ataque al corazón, pero ya volverá a la misa”. Después, el ermitaño continuó su misa”1267.

 

 

3-¡Qué lindo ese niño! 

     “Después de las palabras de la consagración”1268, “Raquel, hija de José Sebastián, vio un precioso niño en lugar de la hostia elevada entre las manos del ermitaño. Gritó a su tía: “¡Mira, tía, qué niño tan bello!”. Su tía la hizo callar, poniéndole la mano en la boca, para no hacer bulla y molestar al ermitaño”1270.

 

 

4-Oh Padre de la verdad 

     Llegó a elevar el cáliz y la hostia, mientras recitaba la oración que comienza: “Abo dqudcho”, es decir, “Padre de la verdad”, cuando lo sacudió una tremenda crisis. Se quedó inmóvil algunos minutos, el cáliz y la hostia elevados”1271.”Sorprendido el padre Macario, notó que el padre Chárbel se ponía amarillo, los pies se inmovilizaron en la misma posición. Se puso la estola, se acercó temblando, y le dijo: “Suelte el cáliz”. Pero las manos del padre Chárbel se crisparon fuertemente, petrificado como una roca. El padre Macario le repitió una segunda vez: “Suelte el cáliz, padre Chárbel; deme el cuerpo; no tenga miedo; suéltelo”. Y le arrancó el cáliz y la hostia. Cuando el padre Chárbel abrió, con gran esfuerzo, sus manos, lo hicieron sentar. El padre Macario enrojeció y temblaba de pavor”1272. “Después de un descanso, continuó la Eucaristía”1273.

 

 

5-El ermitaño parte el niño en dos 

     “Mientras el padre Chárbel partía el pan, Raquel  sollozó. Su tía le preguntó por qué lloraba. Ella le respondió: “¿No ve que el ermitaño está partiendo al niño en dos?”1274. De nuevo la hizo callar, mientras que el padre Chárbel continuaba la misa”1275. “Después, él sintió escalofrío y malestar de corazón. Llamó a sus compañeros, el hermano Pedro Jawad de Mechmeche y el padre Macario quien le quitó los ornamentos y lo hizo sentar”1276. “Después de un largo reposo, mi cuñada”1277  “se acercó y preguntó al padre Macario: ¿Puede todavía continuar la misa?” “Le respondió: “ceo    que no”. Entonces se fue”1278.

 

 

6-Bebió la preciosa sangre 

     Después de reposar por tercera vez, continuó la misa. “Queriendo consumir la preciosa sangre, se lo impidió el retorno de la crisis. Con todas sus fuerzas mantuvo el cáliz, lo acercó a los labrios y lo apretó con los dientes. Así se quedó, rígido. Cuando el padre Macario le arrebató el cáliz, el padre Chárbel ya había consumido, felizmente, la Sangre de Cristo”1279.

 

 

7-Quiero celebrar 

     “Le quitaron los ornamentos, lo llevaron al interior del eremitorio, inconsciente. Con todo, repetía: “Padre de la verdad. Jesús, María y José1280. “Su compañero lo acostó sobre un tejido de piel de cabra, en la cocina”1281, “para calentarlo, pues el frío era glacial y la nieve se acumulaba ya a una altura de más de un metro. Cuando lo cubrieron, tiró lejos la cobija”1282. “Y cuando volvió en sí, decía: “Quiero celebrar la misa. Prepárenme el altar”. “También decía, en siríaco-aramaico: Alabado sea el Señor del cielo, alabado en lo más alto de los cielos”1283 y “Señor, ten piedad de mí”1284. No cesaba de repetir esas frases durante los seis últimos días de su vida”1285

 

        

C: Sus últimos días

1-Un bocado de pan mojado 

        “Fui nombrado para estar al servicio del padre Chárbel durante su última enfermedad, hasta su muerte. Después de insistirle mucho, apenas si comía un pedazo de pan mojado en agua y un poco de sopa de legumbres, negándose, sistemáticamente, a tomar leche, yogur y carne, durante el tiempo de su enfermedad. No se quitó ni la capucha, ni el hábito, ni el cilicio ni el cinturón de púas. Tendido sobre una tela de piel de cabra, mantuvo la misma posición, sin quejarse ni agitarse. Únicamente se le oía la expresión: “¡Oh, oh, oh Dios!”. Balbucía palabras que yo no le entendía1286. “Cuando adivinaba que tenía alguna necesidad fisiológica, le ofrecía el recipiente. Y cuando trataba de levantarse el hábito, se turbaba, levantaba la voz y hacía señas con la mano sana, diciendo: “No, no, no”. Y yo le respondía: “No tenga cuidado; yo soy su hermano”. Él guardaba silencio, y me dejaba hacer”1287.

 

 

2-Su mano bendecía 

     “Con su mano, bendecía a toda persona que entraba”1288 a pedir  su intercesión, silencioso, sosegado. No se le veía ni turbación ni queja, soportando la enfermedad con una paciencia admirable”1289, “aunque aguantaba sufrimientos atroces, paciente y enérgico. Era un abandono total a la voluntad divina. Invocaba a San Pedro y San Pablo”1290, “patronos del eremitorio, hasta que la enfermedad hubo llegado a su culminación, en que perdió el conocimiento”1291.

 

3-Simón el cirineo (Lc. 23, 26) 

     “Cuando me llamaron para visitarlo y darle asistencia médica, ya había perdido el conocimiento. De cuando en cuando, notaba que dejaba escapar palabas invocando los nombres de Jesús, María y José. En sus últimas horas, me acompañó el padre Miguel Abi Ramia que yo había llamado para que lo asistiera espiritualmente”1292 “y le diera su bendición. Nos quedamos a su cabecera la mayor parte de la noche del 24 de diciembre de 1898. Por la mañana, regresé a casa con Sebastián”1293.

 

 

4-Su amor ardiente 

     “Inflamado de amor”1294, “repetía, muchas veces, durante todo el tiempo que pasé a su lado: “Oh Padre de la verdad; los nombres de Jesús, María y San Pedro y toda la letanía de Santiago, o gran parte de ella”. “Yo rezaba la oración de los agonizantes, muchas veces, y le daba la absolución cada vez que creía que estaba para entregar su alma al Creador”1295.

 

 

5-Vino mezclado con mirra (Mc. 12, 23) 

     “Si se prolonga la enfermedad de un ermitaño, puede regresar al convento o, bien, abstenerse de comer carne y afrontar la muerte como un verdadero anacoreta”1296. “Su enfermedad empeoró. Llamaron al doctor Nayib Al-Juri quien pidió que le dieran una sopa con carne para fortalecer su debilidad física. Cuando él sintió el olor, refunfuñó y discutió, negándose a comer. Pero cuando le hicieron saber que era una orden del superior, Padre Antonio de Mechmeche, obedeció y comió un poco”1297.

 

 

6-Le leían libros de espiritualidad 

     “Después pidió que viniera rápido su compañero, el padre Macario, a quien le pidió que le administrara los últimos scramentos”1298. “Recibió estos sacramentos con intensa devoción y recogimiento, administrados por su compañero y el sacerdote Miguel Abi Ramia, quienes se turnaban en el cuidado y en leerle libros de espiritualidad”1299, costumbre que se seguía cuando enfermaba un ermitaño, y dirigiéndole  palabras de consuelo para aliviar su angustia, y que fueran benéficas para  sanación de los sufrimientos del alma e incremento del amor divino”1300.

 

 

7-La última bendición 

     “Cuando estaba en agonía, subí al eremitorio, donde lo vi acostado sobre un jergón, rodeado de monjes y laicos. Oíamos que repetía: “Jesús, María”, pero ya hablaba con mucha dificultad. Pronunciaba esos nombres entrecortados. Me senté a su lado”1301. “El hermano Pedro Jawad de Mechmeche le pidió que lo bendijera. Él levantó la mano para bendecirlo. Se volvió hacia él, dejó levantada su mano y se detuvo en hacer el signo de la cruz. El hermano repitió su demanda, sin efecto, durante unos tres minutos”1302. “Continuó mirándolo y poniendo su mano sobre su cabeza. Todos estábamos extrañados de eso, sin que nadie encontrara explicación”1303. “Me imaginé que sería porque la capucha del hermano Pedro estaba ligeramente levantada, mostrando la extremidad de su cabellos rubios. Le murmuré al oído para que se calara bien la capucha, de manera que escondiera la cabeza, como es debido”1304. “Al momento, me la bajé hasta los ojos. Él sonrió ligeramente y me bendijo. Todos quedamos estupefactos. Efectivamente, él no concebía que un monje se levantara la capucha, aunque fuera muy poco”1305. “Estando a su lado, él puso su mano, en estado inconsciente, sobre la mía. Cuando volvió en sí, la retiró estremecido, como si lo mordiera una serpiente”1306.

 

 

8-Se desmayó a fuerza de llorar 

     “El padre Chárbel se moría. En voz alta le pedí al padre Macario que levantara la mano y le diera la absolución. No pudo a causa del llanto. Salió sollozando”1307, “no queriendo acercarse y desmayándose a fuerza de llorar”1308. “Incapaz de ejercer su ministerio sacerdotal, yo lo reemplacé, como un deber hacia el agonizante. Me alegro de esta oportunidad excepcional de haber podido ser útil en la agonía de un santo”1309.  “Miserable como soy, le di la última absolución”1310.

 

 

9-En tus manos encomiendo mi espíritu 

     “En la última hora de su agonía, estando presente el sacerdote Miguel Abi Ramia; el auxiliar del superior, padre Marón de Mechmeche1311y Sebastián Antonio Moisés, el auxiliar le preguntó si quería que llamaran al médico de Biblos. Él respondió que no, haciendo el signo con la cabeza. Después abrió y cerró la boca, e inclinó la cabeza, entregando su alma al Creador, tranquilamente y en paz”1312, “diciendo: “Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu”1313. “Murió venerable y lleno de virtudes, habiendo llevado una vida de bondad”1314, después de seis días de agonía”1315.

 

 

10-Una hemiplejía 

     “A mi saber y entender, su muerte se debió a una hemiplejía. Su muerte coincidió con la del patriarca Juan de Al-Hajj”1316, el 24 de diciembre”1317, la víspera de Navidad, a la edad de 65 años, más o menos”1318. Después de su muerte yo recé las letanías de la Virgen María con el sacerdote Miguel, el padre Macario y el hermano Pedro, su auxiliar en el eremitorio, después de enviar un mensajero al convento para llevar la noticia de su fallecimiento. Yo volví a mi casa, acompañado del padre Miguel”1319.

 

 

11-Parecer del doctor Antonio Issa 

     “San Chárbel había sufrido un dolor agudo de estómago, producido por un cólico renal que le provocaba vómito.    

     “El santo trabajaba mucho en el campo, sin tomar agua en todo el día, lo que causaba insuficiencias urinarias, provocando el cólico renal. Y por falta de tratamiento médico, lo llevó, algunas veces, a una alta tensión arterial, seguido del dolor de cabeza, cuyo resultado provoca, muy a menudo, una hemorragia cerebral. 30 de septiembre de 2004”1320

 

 

 

     

D: Hacia la tumba

1-Se repartieron su ropa (Jn. 19, 24) 

     “Queriendo cambiarle el hábito, el padre Miguel1321 de Mechmeche puso objeciones: “Hermano, vuélvaselo a poner hasta que llegue el superior, no sea que digan que los que le cambiaron el hábito se llevaran lo que tenía”. Le respondí que si era un ermitaño ¿qué podría poseer?  Y al quitarle el hábito, se le veía debajo el cilicio, una especie de saco, confeccionado con piel de cabra, que cubría sus manos y el pecho y descendía hasta el muslo, y desde el codo hasta la muñeca. Le había añadido un pedazo de sotana vieja para ocultarlo a las miradas de los demás”1322. “El cilicio estaba pegado a su piel que transpiraba mucho”1323. “Según pude ver, jamás se lo quitó en su vida”1324. “Más tarde lo cogió el padre Macario, y después se lo dejó al hermano Pedro Jawad de Mechmeche”1325. “Comprobamos que su capucha, que nunca se quitó durante su enfermedad, estaba amarrada al cuello con un hilo de pelo de cabra, pues su complemento, la tela blanca que desciende por la espalda para que quede bien fija a la cabeza, no existía ya, por el mucho tiempo de uso y a causa del sudor. La reemplazó por otra tela doble, sacada de un hábito viejo, que aparecía abultada y pesada. Pensamos que contenía el dinero del ermitaño. La descosimos y lo que encontramos fue cascajo para sostener con su peso la capucha en la cabeza, lo que le causaría dolor en las espaldas, cuando dormía o hacía movimientos. Estábamos conmovidos. Su cuerpo estaba endeble”1326. “Tenía una cicatriz causada por el cinturón con púas de hierro con que se ceñía”1327, de un espesor de tres dedos”1328. “El hermano Pedro Jawad de Mechmeche le quitó del cuello una cadena que llevaba una cruz y un medallón”1329.

 

 

2-La última noche 

     “Le cerraron los ojos y la boca; las manos se las cruzaron en el pecho, llevando una cruz, la que le acompañó en su vida y en sus luchas. Repetían: “Ha muerto el santo; feliz él. Que Dios nos conceda una muerte como la suya. Que, por su intercesión, Dios tenga misericordia de nosotros”1330. Su cuerpo fue trasladado a la capilla del eremitorio, tendido sobre un jergón de pelo de cabra, en el suelo, delante del altar, la cabeza hacia el occidente, frente al público”1331.

     “Así pasó el padre Chárbel la noche de Navidad de 1898, en la capilla, según su habitual devoción. Sólo que esta noche dormía el sueño de la muerte, y su alma despierta a la vigilia de la eternidad. Velaron su cuerpo su compañero, el padre Macario, el hermano Pedro Jawad de Mechmeche, el hermano Francisco de Qartaba y un grupo de monjes del convento de San Marón que se apresuraron a ir al eremitorio para besar su mano, pasando una parte de la noche arrodillados junto a él, orando”1332. “Yo también acompañé a los monjes del convento”1333.

     “Los que velaban decían: “Henos aquí, incómodos por una sola noche con este frío terrible que hace. ¿Cómo pudo él resistir 23 años en este eremitorio? Feliz él que, delante de Dios, recibirá la recompensa por su admirable martirio continuado”1334.

 

 

3-Navidad de 1898 

     “La nieve se había acumulado un metro de altura, y en algunos lugares hasta metro y medio, cerrando todos los caminos. Los monjes, perplejos, decían: “¿Es que podremos llevar mañana el cuerpo a la tumba del convento con este clima hostil y con nieve tan densa? ¿Podremos llevar la noticia de su fallecimiento a los pueblos de alrededor?”.

     “Y, como los ángeles de Dios que anunciaron aquella noche el nacimiento del Salvador a los pastores de Belén, ellos mismos anunciaron por los pueblos vecinos de Annaya el nacimiento para el cielo del padre Chárbel”1335. “Los monjes del convento de San Marón, los colonos asociados, los habitantes de los pueblos vecinos, todos, madrugaron, a pesar de la nieve que seguía cayendo. Creyeron que no podrían llegar al eremitorio para transportar el cuerpo del padre Chárbel al convento de San Marón, y que, por tanto, los que estaban en el eremitorio se verían obligados a enterrarlo en el patio, junto a la capilla. Algunos colonos asociados se envolvieron con sus vestidos de invierno, cubrieron sus cabezas con turbantes, no dejando ver más que los ojos y se calzaron las botas que les llegaban hasta las rodillas. Con las palas en la mano comenzaron a desmontar la nieve del camino, con un raro coraje, para llegar al eremitorio y transportar a su santo al convento. A las ocho de la mañana, un grupo de jóvenes se arremolinó en el eremitorio. Buscaron unas angarillas provistas de un paño de piel de cabra”1336. “En eso sería transportado el cuerpo del padre Chárbel”1337. “El padre Macario llegó llorando con los hermanos y monjes, llevando el cuerpo que depositaron sobre las angarillas. Los jóvenes lo levantaron sobre sus hombros”1338. “Yo también ayudé a portarlo con los demás. Mi tío Chehade ayudó, también, a llevar las angarillas”1339. “Yo estaba entre ellos llevando el cuerpo hasta el convento”1340. “Todo el mundo estaba listo para descender desde el eremitorio hasta el convento de San Marón, por un sendero escabroso que los jóvenes habían despejado de la nieve que aún continuaba cayendo, con gran riesgo de volver a cubrir el camino. Todos temían una eventual caída de las angarillas; de tal manera era difícil  transitar por el sendero, con peligro de despeñarse a causa de la nieve. El padre Macario dijo: “Confiemos en Dios y no tengamos miedo. El padre Chárbel nos facilitará el camino”1341.

 

 

4-Traspaso el cuerpo al convento 

     “Cuando lo sacamos fuera del eremitorio se disiparon las nieblas, y el sol apareció delante de nosotros, mientras que detrás, seguía nevando”1242. “El cortejo avanzaba sin fatiga ni dificultad, como si se caminara por un sendero tapizado. Todos decían: “Es uno de los milagros del padre Chárbel”1343. “Su rostro tenía un aspecto natural. Llegados al convento, lo entramos en la iglesia”1344 “y lo depositamos en un ataúd”1345, según la costumbre de los monjes. El superior estaba ausente”1346.

 

 

5-Las exequias 

     “A las nueve de la mañana”1347 tuvieron lugar las exequias en el convento”1348, “estando presente sólo los monjes y los colonos asociaos, a causa de la mucha nieve por los caminos”1349. “Además estuvieron los chiítas de Hyula y sus alrededores. Todos estaban tristes. Habían venido para venerarlo y obtener su bendición”1350. “Se arrodillaban delante de él, le besaban la mano,  le arrancaban algo del hábito y  pelos de la barba, como una bendición para sus casas. Las exequias fueron sencillas pero emotivas. La asamblea repetía las palabras de las Santas Escrituras: “Noble es delante del Señor la muerte de los justos”1351. “En esta ocasión no se pronunció ninguna oración fúnebre, como si el padre Chárbel hubiera querido morir en silencio, como una realización de humildad, como lo fue su vida”1352.

 

 

6-El cementerio 

     “Está situado al oriente de la iglesia. Su longitud es de seis metros por tres de ancho. Su longitud va de norte a sur, y su anchura de oriente a occidente. Su muro occidental es adyacente al de la iglesia. Su altura es de un metro con treinta centímetros, en el costado sur, cerca del muro de la iglesia; y de un metro en el ángulo del muro oriental, cuya altura es de setenta centímetros. Va disminuyendo más hacia el norte. El muro norte es de sesenta centímetros; el techo está cubierto de tierra. Está dividido en dos secciones, separadas por un muro de piedra, de oriente a occidente. Se entra por dos puertas, practicadas en el muro oriental, cubiertas de tierra. El padre Chárbel fue enterrado en la sección sur”1353.

 

 

7-El entierro 

     “Algunos monjes eran partidarios de que se enterrase en un lugar especialmente preparado para él, ya que el cementerio común de los monjes estaba anegado por el agua de la lluvia. Para éstos, él era digno de estar en una tumba privada porque era santo”1354. “Insistían en ponerlo en un sarcófago para conservar sus huesos como reliquias”1355. “Pero otros monjes, entre ellos el asistente del superior, opinaban que debía enterrarse en el cementerio común de los monjes”1356, “ya que el parecer de los primeros iba contra la ley de la Regla”1357. “El asistente del superior justificó su parecer, diciendo: “Si es santo, él conservará su cuerpo”1358.    

     “Descendimos al cementerio, el espacio de dos gradas, y excavamos delante de la puerta, pues la tierra en el exterior descendía con una inclinación muy pronunciada y faltaba la enorme losa que la bloqueaba”1359. “El cierre hermético de las esquinas, para entrar en el interior, era puro lodo y se llenaba del agua que caía del techo”1360, “y penetraba por todas partes”1361, “pues la tierra estaba muy baja con relación a la superficie y acumulaba el agua y el lodo la mayor parte del año”1362. “Durante el trabajo, había que entrar por turno”1363. “La cornisa en el interior”1364 “se elevaba de la tierra una vara”1365, “sobre la cual no había ni huesos ni cráneos”1366. “Se habían consumido”1367. “Parecía el rincón de una tumba”1368. “Para el padre Chárbel pusimos piedras, sobre las cuales”1369 “colocamos dos planchas de madera cubiertas con un paño de piel de cabra”1370, “vista la gran estima espiritual que todo mundo tenía de él en su corazón, y también por el riesgo de ser anegado de agua y de lodo”1371. “Enterramos su cuerpo con un hábito puesto”1,372, “según la costumbre de los monjes”1373, “sin jamás pensar que no sería consumido. Su boca fue cerrada con una tira amarrada a la cabeza. Algún laico se la llevó, y la boca volvió quedar abierta. Nos dijimos: “La tierra volverá a ser tierra”1374. “Todos los presentes decían: “Feliz él. Es un santo en el cielo”1375

 

 

8-Se nos olvidó la pala 

     “Después de cerrar la puerta con una enorme losa, apretándola con tierra y nieve, alguien dijo: “Lástima, se nos olvidó la pala en la tumba”. “Un laico respondió: “Eso no es nada; el padre Chárbel estaba acostumbrado a recoger, al fin de la jornada, las palas, los picos y el arado que sus compañeros le dejaban en el campo, para que él los llevara al convento”1376.

 

9-Las oraciones de los difuntos, las misas y los rosarios              debidos 

     “Cuando un monje muera en un convento, que el superior escriba al abad general y a los otros superiores de conventos para informarlos del fallecimiento, sin tardar, para que se digan las oraciones y misas de difuntos, según la costumbre, que manda lo siguiente: En el convento donde está su cuerpo, que se diga por el descanso de su alma la liturgia de las exequias y la misa solemne. Que cada monje celebre tres misas, y los hermanos conversos tres rosarios. Que se celebre una misa solemne en el aniversario de su muerte. En cuanto a los otros conventos, cada monje celebrará una misa por el descanso de su alma, y los hermanos conversos un rosario”1377.    

     “El superior del convento de Hub me mandó celebrar una misa por el descanso del alma del padre Chárbel”1378. “El superior del convento de Ydaide hizo lo mismo, aplicando la Regla”1379. “En otras partes se mandó diez misas  por el descanso del alma del padre Chárbel de Bqaakafra”1380.

 

 

10-Lágrimas amargas 

     “El padre Macario lloró amargamente. Con su partida perdió un padre clemente, un hermano, un compañero compasivo y un servidor obediente. Junto a él, gozaba de su intimidad. Lejos de él, todo se había vuelto soledad. Estaba afligido por la ausencia de ese ángel celestial. Se acuerda de él y lo invade la nostalgia, apoderándose de él la tristeza. Lo vio en un sueño circundado de felicidad en el cielo”1381. “Este venerable padre, Macario, decía: “Yo no soy digno de estar en este eremitorio donde el santo padre Chárbel ha vivido”1382. “Contó: “Yo vi a mi mamá llorar amargamente. Al  preguntarle la razón, ella  respondió: “Mi tío, el padre Chárbel, murió durante el ayuno de Navidad por el frío y la nieve”1383. “Cuán grande fue mi aflicción cuando recibí el papel donde me avisaban su muerte. He derramado abundantes lágrimas durante mucho tiempo”1384.

 

 

11-Bienventurado, tú, padre Chárbel 

     “Me acuerdo bien que, cuando le llegó la esquela que le avisaba la muerte del padre Chárbel al padre Nehemtallah Al-Quaddum Al-Kafri., asistente del superior general de la Orden, reputado por su ciencia y sus virtudes, residente del convento de Kfifane, dijo, ante el superior del convento y el rector de la escuela, pues yo estaba entre ellos: “¡Bienaventurado, tú, padre Chárbel. Te has ganado el cielo!”1385

 

 

E: Luz de resurrección

1-Una extraña luz 

     “En la primera noche de su entierro, comenzamos a ver, desde nuestras casas, al otro lado del convento, como a una distancia de diez minutos de marcha, del lado sur, una luz brillante, diferente de la normal, parecida a una luz eléctrica. Aparecía y desaparecía, guardando el mismo ritmo, todo el tiempo que uno la miraba”1386. “Al principio, unos decían que eran relámpagos”1387. “Con esa luz, uno veía mucho  mejor que de día la cúpula y el muro oriental de la iglesia, adyacente al cementerio. Fuimos al convento a contarle a los monjes este fenómeno, y no nos creyeron”1388. “Nadie quería darles importancia  a los colonos asociados”1389. “Le informaron al superior quien, manifestando su incredulidad, les dijo: “Cuando vuelva a aparecer la luz, que alguien venga y me lo diga. O, bien, envíenme una señal”. La señal concertada fue un tiro de fusil. A cada rato, el superior, el padre Antonio de Mechmeche, salía del convento con los monjes, pero pocos fueron los que vieron algo”1390. “Entonces, el superior fue a nuestra casa, frente al convento, por el lado sur, y vio perfectamente la luz”1391 “con los colonos asociados, Antonio Chehade, Elías Abi Salomón y Mgamés de Kfun”1392.

     “Cada vez que íbamos a la casa de nuestros amigos, que quedaba frente al cementerio, veíamos la luz maravillosa. Otro testificó que todos los que pasaban allí parte de la noche, la veían”1393. “Un tercero garantizó, diciendo: “Yo también la he visto”1394. “Estos decires se multiplicaron, según los testimonios de los colonos asociados quienes afirmaron que el fenómenos se repitió todas las noches, durante un mes y medio”1395. “La describieron, al principio, como una luz ordinaria. Después, que se alargaba y se agrandaba, a medida que se elevaba”1396. “Una vez que la noticia se regó por todos los alrededores, los habitantes de Mechmeche, de Ehmej, de Kfarbaal, del pueblo de los chiítas, como Heyula, Ras Osta, Mazraat Al-Ain y otros, fueron muchos los que vinieron para ver la luz. La contemplaron y contaron a los monjes esta visión”1397. “Raya de Mechmeche vio la luz, pues su casa estaba situada sobre una colina que daba al convento de San Marón, en Annaya”1398.

 

 

2-El diario de Annaya 

     “Durante la enfermedad y muerte del padre Chárbel, el superior estuvo ausente”1399. “Regresó al convento una semana después. Se arrodilló en el lodo, del lado sur del cementerio, y comenzó a orar. Detrás de él, lo hicieron también los monjes. Se levantó, y dijo: “Con la muerte del padre Chárbel, hemos perdido el pararrayos que alejaba las tormentas de la Orden, de la comunidad y del Líbano”. Tomó el diario del convento, y escribió”1400: “El 24 de diciembre de 1898, el ermitaño, el padre Chárbel de Bqaakafra, falleció de una hemiplejía, administrado los últimos sacramentos. Fue enterrado en el cementerio del convento, a la edad de 68 años, en el trienio del padre Antonio de Mechmeche. Lo que ocurra después de su muerte servirá de testimonio de su buena conducta, en especial, la observancia de los votos, hasta llegar a decir: “su obediencia fue angelical y no humana”1401.

 

 

3-Algunos monjes no vieron 

     “El padre Ignacio de Mechmeche declaró: “Yo no vi nada. Oí decir que los colonos asociados vieron una luz sobre la tumba, después de su muerte”1402. “El padre Nehemtallah de Mechmeche dijo: “Yo no la vi con mis propios ojos. Pero supe que los colonos asociados del convento, cuyas casas están frente al monasterio, vieron una luz brillante encima de la tumba, muchas veces”1403. “El padre Elías de Ehmej, informó: “Oí decir a los colonas asociados y a los vecinos que, muchas veces, vieron una luz encima del cementerio”1404. “El hermano Pedro Jawad de Mechmeche, contó: “Oí decir a los colonos asociados del convento y a los habitantes de haciendas, al frente del convento, que, durante la noche, aparecían llamas brillantes que salían del cementerio. Personalmente, yo nada vi”1405. “El padre Antonio Alwan de Aito, dijo: “Inmediatamente después del entierro, los colonos asociados del convento comenzaron a ver una brillante luz encima de la tumba e informaron a los monjes. Este tema sobre la luz se propagó rápido”1406. “El padre José de Ehmej, anunció: “Oí decir que, muchas veces, se vio una luz encima del cementerio. Los testimonios vienen de los colonos asociados del convento, de los monjes y de los chiítas”1407. “El hermano Pedro de Maifuq, aclaró: “El padre Chárbel fue sacado de su tumba, sobre la que aparecía una luz, luz que gran número de colonos asociados y otros han observado”1408.   

     “Después de un tiempo de ausencia, volví para hacer la visita al convento, y me dirigí a la tumba. Las gentes afluían allí, pues creían en su santidad, ya desde vida. Al principio, eran visitantes de los pueblos vecinos. La noticia de la luz que salía de la tumba se difundió. Los vecinos la vieron”1409.

 

 

4-El padre Chárbel me deslumbró    

     “Una noche, al fin de la velada, el superior, padre Antonio de Mechmeche, mandó al hermano Pedro de Mechmeche, que fuera a traerle agua del manantial, situado arriba del cementerio. Tomó una jarra, una lámpara, y salió. Como tardaba más de veinte minutos, cuando la distancia no da para más de cinco, abrieron la ventana oriental del salón que da sobre el manantial, y lo llamaron. Contestó, inmediatamente, desde el cementerio, diciendo: “El padre Chárbel se me apareció en forma de astro. Es eso lo que me ha impedido regresar. Y también la lámpara se me apagó”. Le llevaron otra lámpara prendida, y lo encontraron sentado a la puerta del cementerio, temblando, su hábito lleno de lodo y la jarra intacta en la mano. Él les contó, en mi presencia, que, cuando descendía al manantial, vio una luz en forma de astro multicolor que lo deslumbró y cayó por tierra”1410.

 

 

5-El padre Chárbel es un asno 

     “Antonio Chehade de Ehmej, colono asociado y vaquero del convento, me contó que él sufría de un dolor de garganta, dolor en la cadera y en los hombros”1411. “En vano yo, y otros médicos, lo hemos sometido a tratamientos durante siete años”. “Un día, los visitantes venidos de Qartaba para visitar la tumba del padre Chárbel, a fin de pedir su sanación, se le aceraron. Él se burlaba de ellos. El hermano Elías Al-Mahrini y los agricultores que estaban con él1412, se le enfrentaron, diciéndole: “No diga tonterías”. Y él continuó:”Gente idiota. ¿Cuándo el padre Chárbel se volvió santo?” “Cuando los visitantes que venían a pedir su intercesión fueron ya muchos, algunos le decían: “Ruega al santo padre Chárbel para que te cure”. Y él respondía: “¿Pedirle yo la sanación a ese idiota? ¡Yo no creo en su santidad. Mejor se la pido a nuestra asna y no a él”. Su esposa lo recriminaba, diciéndole “renegado”1414.    

     “Después de regresar del campo, me puse a darles de comer a las vacas. Me pareció ver un fantasma delante de mí. Me acerqué y vi al ermitaño con una estola al cuello”1415, la mirada desdeñable y con una muleta en la mano”1416, y me dijo: “¿Qué es lo que tú has dicho de mí hoy, en el campo?”, agarrándome por el cuello. Todo turbado, respondí: “Yo no he dicho nada; sólo bromeaba. Pero, le ruego que me cure”1417. “Me abracé a él, diciéndole: “Padre, se lo suplico”1418. “Él me golpeó en el pecho”1419 “con la muleta”1420, y en el sitio donde yo sentía dolor en la cadera, en el pecho y en los hombros, diciéndome cada vez: “El padre Chárbel es un asno”. Después desapareció por el campo. Y yo me alivié”1421. “Ahora no siento más nada”1422.

 

 

6-Mahmud Hamadeh, o Abu Sabta 

     “El ocho de febrero, víspera de la fiesta de San Marón, patrono del convento, vino el prefecto de la región de Al-Munaitra, Tursaya, el jeque Mahmud Hamadeh, chiíta, o Abu Sabta, de Almat, escoltado por algunos policías, en persecución de unos bandidos”1423, de Heyula. Entre los de la escolta había uno que era cristiano, secretario de la dirección, llamado Abdallah Muwad”1424. “Creyendo que los forajidos estaban escondidos en los bosques que rodeaban el convento, amarraron sus caballos en mi casa, y se dirigieron hacia el convento, en medio de la noche”1425. “Llegados a Al-Chuaab1426, en una noche lluviosa y lúgubre, no pudieron continuar su camino. Entonces se regresaron hacia el convento. Antes de llegar, vieron, de lejos”1427, una luz que aparecía, al principio, muy débil y, después, brillante como un astro, cerca de la puerta del convento, al oriente de la iglesia”1428, “como si el muro oriental del convento se estuviera quemando”1429. “Después resplandecía, subiendo en forma circular para, al fin, desaparecer”1430.    

     “Creyeron que los bandidos estaban escondidos allí”1431 “y se comunicaban por signos. El prefecto esperaba  detenerlos en el convento. Cuando llegó, despareció la luz. Ya los policías habían tomado posiciones alrededor del convento”1432. “Se dirigieron hacia donde habían visto la luz, y no encontraron a nadie. Llamaron a la puerta”1433. “Yo respondí: “La puerta está cerrada; ya es tarde de la noche; los monjes están dormidos; éste no es el momento para darles hospedaje”. Ellos replicaron: “Ábranos. Cuando nos haya visto, no discutirá más”1434. “Después, Sebastián Moisés Al-Uwaini, explicó que, cuando les abrió, lo interrogaron y buscaron, sin encontrar a nadie, fuera de los que vivían en el convento”1435. “Otro, añadió: “Hemos escuchado tocar la puerta del convento, tarde de la noche. Al abrir, hemos visto a Abu Sabta, el chiíta, prefecto de la región, el jeque Mahmud Hamadeh, acompañado de cinco policías. Los colonos asociados y yo, escuchamos el diálogo que se desarrolló en el cuarto del asistente del superior. El prefecto le dijo: “¿Por qué no nos abrió inmediatamente la puerta?”. “Él respondió: “Porque nosotros dormíamos”. El jeque replicó: “¿Cómo así que ustedes dormían, si mis policías y yo vimos la luz del costado oriental, cerca de la puerta, que aparecía y desaparecía? Eso prueba que alguno en el convento estaba despierto”. Él le respondió: “Donde ustedes vieron la luz, es el cementerio donde está enterrado el padre Chárbel. Los colonos asociados y otros, la ven, algunas noches, encima de su tumba”1436. “El jeque Mahmud, dijo: “Cuando se presente la primera oportunidad, informaré a Su Beatitud, el patriarca; y yo publicaré esta noticia en la periódicos, pues yo he sabido de la muerte de obispos y patriarcas, he visitado muchas tumbas, pero jamás he visto cosa igual que me deslumbrara los ojos”1437. “Después, el jeque redactó una nota verbal de esto que había visto, y lo mandó a Su Beatitud, el patriarca Elías Al-Howayek. Aseguró que la luz no venía de una lámpara o de fuego encendido, sino que salía de la tumba del padre Chárbel”1438

 

 

F: Tu justo no verá la corrupción (Act 2,27)

1-La aventura en la fiesta de San Marón, en 1898 

      “Al día siguiente del paso de Mahmud Hamadeh por el convento, yo descendí a la tumba acompañado del hermano Elías Al-Mahrini, Sebastián Al-Uwaini y el mulero del convento, en la ausencia del superior que se encontraba en Biblos. Abrimos la tumba”1439 “que estaba llena de agua hasta el nivel de la plancha”1440, “sobre dos piedras”1441 “donde reposaba el cuerpo”1442 “del padre Chárbel”1443. “La tierra estaba hecha un lodosal”1444. “El cuerpo estaba cubierto de un hábito raído y lleno de gusanos, desde el cuello a los pies”1445. “Di gracias a Dios que conservó el cuerpo de su servidor, el padre Chárbel, a pesar de los gusanos que lo cubrían”1446. “Parecía un monje acostado de espaldas, sus manos cruzadas al pecho y su cuerpo en buen estado”1447. Pero el goteo continuo caía sobre su cara”1448, “proveniente del techo de la tumba”1449, “de la alcantarilla de la iglesia”1450 “y del techo del convento”1451, “lo que afectó su barba, deteriorando una parte, dañando su nariz y sus labios abiertos”1452 y blanqueando ligeramente su ojo derecho”1453, “hundido en comparación con el otro ojo”1454. “Según el padre Damián de Mechmeche, fue eso lo que deterioró el ojo derecho”1455. “Sebastián Al-Uwaini cogió un pedazo de madera con la que quitó de la sotana los gusanos. Después, uno lo cogió de las manos, otro de los pies, y lo sacudieron para verificar si la contextura del cuerpo era firme. Lo volvieron a poner como estaba, y cerraron la puerta con las piedras. El asistente mandó decir al superior lo que ellos habían hecho y lo que hizo el chiíta que avisó de la luz que  vio la noche en el convento con sus hombres”1456. “Según el padre Elías de Ehmej, fue digno de aplauso que nosotros hubiéramos abierto la tumba esa noche”1457.

 

 

2-Tentativas de robo 

     “Cuando se desparramaron los rumores de la aparición de la luz, comenzaron a llegar de los pueblos vecinos visitantes con sus enfermos. Algunos trataron de abrir, a la fuerza, la puerta de la tumba. Al fin tuvieron éxito. Halaron el cuerpo, le quitaron pelos de la barba, le arrancaron uñas de la mano, cortaron pedazos de hábito, cogieron tierra de la tumba, como una reliquia. Entonces los monjes pidieron autorización al superior para abrir la tumba, autorización que les fue concedida”1458.

 

 

3-En presencia del superior 

     “Entonces los monjes abrieron la tumba, y encontraron el cuerpo incorrupto. Yo mismo, con los colonos asociados, comenzamos a excavar para poder abrirla. Vimos, con nuestros propios ojos, intacto al padre Chárbel, conservado el hábito, lo mismo que todo su cuerpo, a pesar del moho que lo cubría a causa del agua, del goteo y la humedad. Monjes y colonos asociados estaban maravillados”1459.    

     “El superior nos dijo: “Agarren el cuerpo por los dedos de los pies; si se desprenden del cuerpo, déjenlo en su puesto. Yo entré con otros: el hermano Gabriel de Mechmeche1460, Sebastián Antonio Moisés, el hermano Pedro de Maifuq1461, el hermano Gabriel de Maifuq1462 y muchos otros que no me acuerdo”1463. “Para entrar, tuve que agacharme porque la puerta era baja. Mis pies se enterraron en el lodo como unos cinco centímetros. Sobre la cornisa no había ni lodo ni agua. Encontré el cuerpo del padre Chárbel tal como lo habíamos depositado el día de su entierro. Su hábito estaba seco. Examiné su cuerpo, cubierto de moho de un color azulado. Las plantas de los pies estaban callosas a causa del trabajo y la falta de cuidado. Se desprendieron los callos, y en su lugar apareció una piel muy suave y flexible. El hermano Elías Al-Mahrini, que pidió permiso para entra después de mí, recogió los dos callos. El cuerpo del padre Chárbel y sus músculos guardaban flexibilidad, igual que cuando estaba vivo. Me acuerdo bien de la mano que yo le levanté para mostrársela al superior. Sus dedos pulgar e índice no tenían moho, contrario del resto del cuerpo. Entonces el superior nos mandó salir y cerrar la tumba”1464.

 

 

4-Me extrañé 

     “La pala que habíamos olvidado en el cementerio cuando su entierro, la encontramos, pero con el mango podrido. El cuerpo y los vestidos del padre Chárbel los encontramos intactos. Me acuerdo bien que su pantalón estaba seco, con manchas de sangre”1465. “Todos los que estaban conmigo nos extrañamos cómo el cuerpo y la ropa quedaron intactos en el lodo, mientras el mango de la pala se pudrió”1466 por el agua y la humedad”1467.

 

 

5-La curación de Al-Uwaini 

     “A causa de un rayo que cayó  en mi casa, hace dos años, comencé a sentir dolor de espalda. En vano me sometí a tratamientos. Mi espalda seguía siempre mal. Si tuviera que caminar dos horas, debía descansar dos días. Cuando oí que Su Beatitud había dado autorización para abrir la tumba del padre Chárbel, me apresuré, esperando mi sanación, consciente como estaba de su santidad. Pasé mi mano por su espalda y por su pecho. Luego me froté la espalda con la mano, diciendo: “Ésta es tu hora”, queriéndole decir: “ahora es el momento en que puedes obrar. Moriste entre mis manos, y nada te pedí. Ahora, sáname”. Después, los monjes debían ir a Ehmej para participar en las exequias de David Josaad. Yo los acompañé, a pie, como dos horas para ir y volver. De regreso a casa, mi mujer me dijo: “Te veo muy bien. No te has cansado, como de costumbre. ¿Es que te ha curado el padre Chárbel?” Entonces fue cuando me vine a dar cuenta del hecho. Tanteaba el  lugar donde me dolía antes: en la joroba que tenía en las espaldas, me levantaba, me sentaba, me movía a derecha y a izquierda. En fin, me sentí ya sin ningún dolor, como antes”1468.

 

 

6-Aplanamiento de la terraza    

     “Insistieron al superior para que permitiera sacar el cuerpo del padre Chárbel y enterrarlo en una piececita en el muro de la iglesia, un lugar seco, para protegerlo de la humedad y del deterioro. El permiso les fue negado. Le plantearon el problema a Su Beatitud, informándole sobre la luz y el acopio de visitantes a su tumba, y solicitándole su parecer. Su Beatitud ordenó dejar el cuerpo allí donde fue enterrado. Que sacaran el agua, que elevaran de la tierra el cuerpo y que tomaran todas las precauciones para impedir la penetración del agua en el interior de la tumba.  Cuando se pusieron en práctica sus directrices, yo estaba ausente. Se abrió la tumba, achicaron el agua, alzaron el cuerpo sobre dos planchas que descansaban en trípodes de madera y echaron tierra sobre la terraza, la cual aplanaron con un rodillo de piedra para impedir el goteo del agua. Por primera vez vi su cuerpo intacto, menos debajo de las axilas. La piel estaba muy picada, no sé si por las ratas o a causa de la humedad”1469.

 

 

7-¿Qué hago? 

     “El superior del convento de Annaya le escribió al patriarca para decirle: “El 24 de diciembre  del año pasado, vuestro hijo, el padre Chárbel de Bqaakafra, ermitaño del eremitorio de nuestro convento de Annaya, ha muerto. Después, una luz no cesa de aparecer sobre su tumba todas las noches. Son muchos los que la ven brillar, como un faro. Se ilumina de este lado; en cambio, el otro, queda oscuro. Aunque proviniere de un fenómeno natural, no hay ninguna duda de una intervención divina, dada la bondad que animó la vida del fallecido, y los milagros que realizó en vida. En realidad, la verificación hecha, hace cuatro días, de que el cuerpo está incorrupto, mientras los otros estás descompuestos, y como el lugar es húmedo, propongo poner su cuerpo en un ataúd revestido de asfalto, si Vuestra Beatitud lo permite, y de ponerlo en el muro de la iglesia donde no hay humedad. Eso sería más conveniente para su conservación. De todas maneras, la decisión es de Vuestra Beatitud”1470

 

 

G: Fuera del cementerio

1-Traspaso del cuerpo 

    “Después de cierto tiempo de haber pedido permiso de abrir la tumba, por segunda vez”1471, llegó la orden, dada por Su Beatitud, de sacar el cuerpo del cementrio1472 y de colocarlo  en un lugar aislado para que nadie viniera a verlo. Se abrió el cementerio y se retiró el cuerpo, en presencia del Padre Marón de Mechmeche, asistente del superior;  del padre Antonio de Mechmeche; del padre José de Mechmeche1473; del padre Macario, su compañero del eremitorio; del hermano Pedro de Mechmeche; del hermano Elías de Mechmeche1474 y del padre José de Ehmej. El cuerpo se depositó en la nueva iglesia, mientras se encontraba un lugar aislado, fuera de la vista de los visitantes. Pedimos cambiarle los vestidos, que eran los mismos del fallecimiento, y de limpiar su cuerpo de moho, pero el asistente del superior, el padre Marón, se opuso, mandando que dejaran el cuerpo en la iglesia hasta la mañana”1475.

 

 

2-Una luz alrededor del cuerpo 

     “A media noche, según su costumbre, el hermano Elías Al-Mahrini, fue a hacer su visita al Santísimo Sacramento. Después de rezar el rosario y demás oraciones, vino corriendo a mi cuarto, me despertó, y me dijo, temblando: “He visto algo muy extraño, como jamás lo he visto en mi vida. Ven a ver”. Se trataba de una luz que salía del tabernáculo y rodeaba el cuerpo del padre Chárbel. Se posaba abombada, y volvía al tabernáculo”. “Corrí con él a la iglesia, pero yo no vi nada. Lo regañé, pero él aseguraba e indicaba con el dedo, como si estuviera viendo algo con sus ojos. Yo no veía absolutamente nada. Me parecía que él estaba viendo visiones”1476.

 

3-Agua debajo del cuerpo 

     “El padre Marón, muy de madrugada, fue a la iglesia para celebrar su misa, pero el mal olor que despedía el moho, le disgustó. A mi llegada al convento, todo el mundo me dijo: “Hoy, el padre Chárbel desterró al padre Marón, el asistente del superior, y no le dejó celebrar la misa en la iglesia”. Entramos, y vimos un agua estancada debajo de su cuerpo, con un olor a moho que se expandía muy fuerte. Pusimos su cuerpo en la clausura del convento, sobre un paño de pelo de cabra, y sacamos el moho con un trapo que yo me llevé a casa. Al principio, se sentía el olor a moho; después, comenzó a despedir un buen olor. Lo guardé como un tesoro precioso. Muchos me pidieron un pedazo, como reliquia, y yo les daba. Un mes después, con mucho pesar mío, me lo robaron de la casa”1477.

 

 

4-Estado del cuerpo 

     “Encontramos que su cuerpo estaba intacto en todos sus miembros, de pies a cabeza, flexible”1478, “fresco, blando y suave”1479, “como si aún estuviera allí su alma”1480. “Sus cejas, su cabello”1481, su barba y el pelo del pecho1482  “se conservaban, aunque un tanto grises. Las manos todavía tenían huellas de moho, de una blancura intensa, como algodón. La cara también”1483. “Pero el estómago, de un color negruzco y ahuecado. Tenía una cicatriz en el lugar donde se ponía el cinturón metálico con púas”1484. “No tenía herida; sólo una cicatriz”1485.   

      “Después de haber sacado el moho del cuerpo”1486, el rostro y las manos parecían pertenecer a un ser viviente que dormía”1487, “sin huellas de corrupción, fuera de un mal olor”1488 que despedía. Le quitamos la ropa sin tener que rasgarla, pues sus miembros estaban flexibles como los de un ser viviente”1489. “Cuando le quitamos el lodo del cuerpo, vimos que tomaba, al fin, el color natural de la piel, dejando ver las dos rodillas con piel tierna”1490. “Le pusimos, de nuevo, sus vestidos”1491. “Después nos dio por exponerlo desnudo al sol, sobre la terraza, todo el día, para secarle la humedad”1492. “Fuera del cuerpo del padre Chárbel, nunca había visto un cadáver intacto. Todos atribuimos su incorrupción a causa de su santidad”1493.

 

 

5-Brota sangre y agua 

     “El cuerpo del padre Chárbel fue expuesto al sol para que se secara, antes de ponerlo en el desván. Sebastián Antonio Moisés, habiéndolo visto desnudo, le pinchó la cadera con una pluma y, al momento, salió sangre roja y limpia. Entonces cogió un frasco y lo llenó”1494 y lo conservó para él. Cada vez que encontraba algún objeto del que se hubiere servido el padre Chárbel, se lo llevaba”1495. “Los monjes reprendieron a Sebastián, y  secaron la sangre con un algodón y le curaron la herida. Se estancó la sangre”1496.

 

 

6-El relato de Uwaini 

      “Supe que los monjes habían decidido sacar el cuerpo para exponerlo al sol, sobre la terraza del convento, para después volverlo a poner en la tumba. Todo eso a causa del agua que salía de él y de los malos olores. Llegué al convento estando todos presentes, con Pedro Sebastián al-Juri de Ehmej que practicaba la medicina sin diploma. Sacaron el cuerpo de su sitio, lo transportaron a la terraza del convento, y lo pusieron sobre una estera, después de desnudarlo del todo, para exponerlo a sol y al viento. Conmovido, dije a los monjes: “¿Por qué exponen así el cuerpo? Escriban a Su Beatitud, el patriarca, y que él decida lo que crea conveniente. Es inútil solear el cuerpo y empaparlo en alcohol, pues no está descompuesto. Ustedes ven bien que todos sus miembros están intactos, aún los órganos genitales”. Después  yo comencé a girar el cuerpo ante ellos, sin encontrar la menor corrupción. Lo giré sobre uno de los costados y sangró”1497, sangre caliente”1498, “de su cadera, donde había una especie de herida. Yo tomé un frasco que llené de sangre y me lo llevé a casa”1499. “Eso fue todo lo que me llevé”1500, y lo y conservé como un año. Cada vez que daba un remedio a un enfermo, metía en el frasco un alambre o una pajilla, creyendo que ése era el mejor remedio para curar”1501. “Yo estoy firmemente convencido de la santidad del padre Chárbel, hasta el punto que creo en una sanación  por su intercesión. Son muchos los que han vuelto a mi casa para expresarme su gratitud por su sanación. En el fondo de mí mismo, yo estoy cierto de que se han curado”1502. “Sucedió que me hermano, el padre José de Ehmej, se enfermó y, después de tratarse con los mejores médicos, no obtuvo resultado. Me pidió, entonces, el frasco de sangre, esperando que por su intercesión obtuviera mejor resultado. Nunca me lo devolvió”1503. “Cuando le pregunté, me respondió: “Podría ser verdad. Pero ya no me acuerdo mucho”1504.

 

 

H: En un pequeño cuarto

1-Al sol 

     “Antes de ponerlo en el pequeño granero, lo montaron sobre el techo de la iglesia, dentro del ataúd, expuesto al sol, pues el cuerpo estaba muy húmedo, creyendo, así, que, con el calor, se secaría; sobre todo ese día que hacía mucho calor. A la tarde ya se había secado un poco. Le cambiaron la ropa”1505. “Poco después, a intervalos, lo asoleaban sobre el techo. De todas maneras, continuó supurando1506. “El hermano Pedro de Lehfed, agregó: “Yo mismo vi, una vez, el cuerpo expuesto al sol, sobre la terraza del convento, pero, en ese tiempo, yo era un niño, vaquero del convento. No sabía por qué lo ponían en el techo. Por mi poca edad, no me interesaba ese asunto”1507.

 

 

2-Por temor de que se lo lleven 

     “Encima del hábito monacal le revistieron una casulla blanca”1508, lo depositaron en un ataúd sencillo, de madera, sin tapa, ya que lo pondrían en un lugar estrecho, situado en lo alto del muro norte de la iglesia, entre la bóveda y lo alto de la escalera del muro exterior, pequeño cuarto reservado a guardar el carbón y los ornamentos viejos para la misa. Lugar que les gustaba llamar el “escondite”1509. “La entrada fue cerrada con bloques de piedra, revocados con arcilla”1510, de manera que los turistas y los visitantes1511, movidos por sus virtudes y su vida de santidad, no se lo pudieran llevar”1512. “Allí quedó el cuerpo más de seis meses. Las gentes afluían de todas partes, y de Qartaba, para visitar al padre Chárbel a quien llamaban “el santo”. Los monjes les impedían subir hasta el cuartico donde yacía”1513. “El padre Nehemtallah declaró: “Yo no sé si el permiso del patriarca fue por escrito u oral. No existe el documento en los archivos del convento. El fin era aislar el cuerpo de los otros muertos para que se reconociera”1514.

 

 

3-Curación de un niño enfermo (Mc. 7, 31-44) 

     “Una vez, un hombre acompañado de su niño mudo, vino de la localidad de Al-Futuh. Ante la persistencia de su demanda, lo subieron a donde yacía el cuerpo del padre Chárbel. El hombre y su hijo se arrodillaron, oraron y besaron la mano del santo. Cuando bajaban la escalera oscura, el niño mudo gritó a su padre: “Papá, sostenme, por favor”. El padre exclamó: “Gracias, padre Chárbel”1515.

 

 

4-Desapareció la luz 

     “Después que el cuerpo del padre Chárbel fue sacado de la tumba, desapareció la luz”1516, para no aparecer más”1517. “El cuerpo quedó en  esa piececita, como un año”1518. “Por orden de Su Beatitud, fue trasladado a otro cuarto aislado, cerca de la puerta del convento, durante mi ausencia”1519.

 

 

5-La sangre salía de la piececita 

     “El cuerpo fue depositado en lo alto, en un cuarto pequeño, cuya puerta fue bloqueada con arcilla. Salía sangre y agua en abundancia”1520, que corría por la escalera y se esparcía en la iglesia, lo que molestaba a los monjes”1521. “Su mal olor sólo se sentía cuando salía del cuartito. Después de mí, fue el padre José Al-Kfuri el encargado del cuerpo”1522

 

I: Bajo el cuidado del padre José Al-Kfuri

1-En la terraza del convento 

     “Dos días después de mi llegada, el superior me encargó del cuidado de su cuerpo. Abrí el ataúd, que no estaba bien cerrado y vi al padre Chárbel con el hábito monacal raído. El olor que sentí no era maloliente. Era soportable. El cuerpo estaba sano, como el de un monje muerto hacía una hora, apenas. Su barba, sus bigotes, sus cejas y sus cabellos estaban bien conservados. Aparte de uno de sus ojos, no presentaba otra deformación. Sus articulaciones, su piel y su carne estaban flexibles. Su color era de un moreno normal. Tres días después, lo puse en un cuarto, al lado noroccidental, donde lo subí con el hermano Egidio Al-Tannuri para tenderlo, desnudo, en la terraza del convento, exponiéndolo al viento, a fin de que la sangre que brotaba abundantemente de su espalda y su cadera, se secara. Le ponía debajo de él dos sábanas blancas que cambiaba todos los días, pues siempre las encontraba empapadas de agua y sangre (era más sangre que agua). Rara vez le dejé las sábanas dos días sin cambiarlas. El sudor viscoso salía por todos los poros del cuerpo. En esta brega anduve cuatro meses, exponiéndolo, durante la noche”1523, al viento seco del este, que secaba la tierra y hasta los árboles, sin que pudiera afectar el cuerpo, que se quedaba igual”1524. Los monjes se contrariaban, algunas veces, y se asustaban”1525. Todo eso yo lo hacía de mi propia iniciativa, pues el superior tenía trabajo en las propiedades del convento, situadas entre las montañas y la costa. Comprobando que la supuración de sangre continuaba abundantemente de su pecho, y que cuatro meses, de primavera hasta finales del verano, no se acababa este fenómeno que me ocupaba, diariamente, en cambiar dos sábanas, pensé sacarle el estómago. Así yo creía parar la supuración, por una parte. Por la otra, le pondría fin a la idea de que el estómago había absorbido mucha agua cuando el cuerpo estuvo enterrado en la tumba”1526.

 

 

2-Nuevo enterramiento 

     “Sebastián Moisés Al-Uwaini, contó: “Cuando se retiró el cuerpo del padre Chárbel de la tumba, supuraba abundante agua rojiza como si se estuviera lavando carne. Emanaba un mal olor. Los monjes querían que, a toda costa, se detuviera aquello. Lo que no sé es por qué recurrieron a Pedro Sebastián, un hombre que, ignorándola, practicaba la medicina. Examinó el caso y aconsejó asolearlo para secarlo. Lo expusieron un tiempo al calor del sol. Yo mismo lo lavé en alcohol, recomendado por el mismo médico. Después lo devolvieron al antiguo ataúd, sin tapa, en un lugar a ras del suelo. Pero siguió supurando más que antes”1527.    

     “Los visitantes acudían, en gran número, y se quejaban del olor que se expandía. Yo mismo lo sentí, en ocasiones. Entonces derramé por tierra, alrededor del ataúd, un perfume. Gasté dos frascos”1528. “El padre Elías de Mechmeche propuso1529 volver a enterrar el cuerpo, idea que fue rechazada por la comunidad”1530. “Entonces pedí consejo al superior, el padre Miguel Al-Tannuri, quien sugirió volverlo a poner en la tumba. Le respondí que no sería conveniente para nuestra reputación volverlo a enterrar, ya que todo mundo había participado en el traspaso, y a causa de los milagros que se han efectuado. Más bien aconsejé que se le extrajeran las vísceras esperando que, de esa manera, se secara, no supurara más ni hubiera mal olor. Creo que me dijo: “Haga lo que le plazaca”15341.

 

 

3-Extracción del estómago 

     “Consulté a Sebastián Antonio Moisés, que vivía en el vecindario del convento. Me respondió que él no se atrevería a tocar al padre Chárbel, pues ya desde vida hacía milagros. Que temía la muerte de sus hijos.  Y yo le repliqué que nuestra intención no era de ofenderlo al extraer el estómago, sino para parar la supuración  de sangre. Él aceptó”1532. “Los dos Nos comprometimos a guardar el hecho bajo secreto”1533. Entré, acompañado de Sebastián, durante el día, no recuerdo a qué hora. Con una lanceta él lo abrió por la cadera, debajo de los costados, metió la mano, extrajo el estómago y los intestinos que se nos antojaron  parecidos a los de un cordero degollado hace una hora, pues tenía lo mismo que se encuentra en el estómago de los animales, después de la matanza. No tenía ninguna descomposición ni gusanos. Su olor era el mismo que se seguía a las matanzas. Yo metí todo eso en una olla metálica. La herida hecha por la lanceta no sangró. En cuanto al estómago y los intestinos, no me acuerdo si despidieron sangre y agua”1534. “El corazón, los pulmones, el hígado y la vesícula estaban sanos”1535, “como los de un cordero acabado de sacrificar. El agua sanguinolenta salió en abundancia”1536. “Llevamos todo eso1537a  una iglesia en ruinas, sin techo, llamada “San Jorge”. Cavamos en un rincón y lo enterramos”1538. “Ya era noche. Yo me dije: “Si llevan el cuerpo a Roma para examinarlo, por lo menos guardamos algo de él”1539. “Tapamos la olla metálica. Después de  algún tiempo, no me acuerdo cuánto, encargué”1540 “al hermano  Egidio Al-Tannuri”1541, “el cual me acompañaba, que fuera a ver cómo estaba el estómago. Él regresó y me dijo que había encontrado la olla vacía. No me acuerdo si él estaba solo.  El cuerpo continuó igual, manando sangre y transpirando un líquido viscoso, durante todo el tiempo de mi permanencia en el convento, dos años y ocho meses. Puse al superior al corriente de todo lo que había hecho”1542. “Más tarde, Sebastián fue solo, cavó y se llevó el estómago”1543. “A este respecto, el hermano Antonio Al-Qadi nos contó que Sebastián colocó las entrañas en un recipiente y las puso a hervir. Las distribuía como reliquias a los enfermos, como consta en las preguntas que le hizo el comité: “Se dice que usted empleaba la sangre”1544 de su cuerpo para el tratamiento que prescribía a los enfermos, los cuales sanaban gracias a ella. Así que la cantidad que usted cogió debió ser importante”1545.    

     Sentí mucho pesar por el corazón. “Me acuerdo que saqué el hígado, el corazón que estaba rojo, manando sangre con agua, y no tenía mal olor. Después, no se me quita de la mente lo que hice. Me he reprochado  siempre no haberlo conservado conmigo, como un precioso tesoro. Le pedí con insistencia que me dejara el corazón o una parte de lo que habíamos extraído, y me fue negado”1546.

 

 

4-Expulsó las langostas 

     “En el trienio del padre Miguel Al-Tannuri1547, como superior del convento de Annaya, las langostas invadieron, de repente, todos los terrenos del convento, dos horas antes del ocaso. No obstante los esfuerzos de los monjes y los colonos asociados, cubrieron las sementeras y los árboles. El superior llamó al padre Macario, el ermitaño, y le dijo: “El padre Chárbel, cuando vivía, expulsaba las langostas. Usted va a coger un recipiente lleno de agua, lavará sus manos, asperjará las sementeras, las moreras y los árboles del convento, en cuanto sea posible. El padre Macario obedeció. A la mañana, las langostas se habían ido. Un hecho llamó nuestra atención mientras el ermitaño asperjaba las sementeras. Un terreno cultivado por un colono asociado del convento, Sebastián Zahra, dijo al ermitaño: “Yo mismo lo defenderé. No entre usted para que no pise las semillas”. Mientras las langostas partieron, una parte cayó sobre el terreno en cuestión y acabó con todo. En vano se afanó el colono por hacer tiros de fusil y de quemar arbustos espinosos en todo su campo. Los demás terrenos se salvaron. Sólo devoraron las hierbas y las cortezas de los arbustos silvestres. Al hacer eso, las langostas fueron útiles para las propiedades del convento”1548.

 

 

5-Sanación de una parálisis 

     “A partir de haber dado a luz a mi hija mayor, Abla, fui aquejada de una enfermedad en mis manos, pies, y el resto del cuerpo, durante un año y medio. Los dolores eran atroces. Mi suegra, Yalila, me asistía. Cuando mi  hija lloraba y no había nadie que me la trajera, yo me inclinaba hacia ella, la levantaba con los dientes y la ponía sobre mi pecho para alimentarla, pues yo era incapaz de cogerla con las manos.    

     “Una vez se me cayó del pecho y fue a dar a la estufa que contenía brasas. En vano me esforzaba para salvarla. Yo era como el que tiene un sueño y trata de caminar y no puede moverse. Ensayé levantarme tres veces, pues mi hija única estaba a punto de quemarse y yo no podía moverme. Grité con todas mis fuerzas, y un hombre, Fares Lahud, que aplanaba la terraza con un cilindro de piedra, corrió y la sacó del fuego. Quiero decir que mi enfermedad no se debe a un género de depresión nerviosa, curable por estímulos emocionales. ¡Que hay que motive más que ver a mi niña caer en un hornillo con brasas para sensibilizar mis nervios y los sentimientos maternales para aliviar los sufrimientos y me lancen a salvarla! Pero, no, yo permanecía quieta, con una impotencia que empeoraba mi salud. La parálisis no sólo afectaba mis manos y mis pies sino todo mi cuerpo, afectando también la mandíbula inferior, dejándome incapacitada para comer durante cuatro meses. Durante tres meses viví de sólo leche. Me hice múltiples tratamientos con muchos doctores, sin sacar ningún provecho. Me entregué a la tristeza y a las lágrimas, desesperada por sanar    

     “Un día pasó por mi casa una mujer chiíta, de la aldea de Ferhet, pidiendo limosna. Me preguntó qué me pasaba. Llorando, le conté mi mal. Ella me dijo que había cerca de ellos un santo que hacía milagros. Se llamaba Chárbel, del convento de San Marón. Me dijo que me fuera allá y sanaría de mi enfermedad. El padre Roque de Mechmeche se encontraba en nuestro pueblo. Lo llamé y le pregunté si era verdad lo que esa mujer chiíta me había dicho. Él me respondió que sí, que era verdad. Y me recomendó que fuera a visitarlo. Al instante, decidí hacerle una visita a su tumba, y le hice una promesa. Puse a mi marido al corriente de la visita y de la promesa. Él llamó a un mulero para que me llevara a Annaya, en compañía de mi tía Rosa. Sufrí mucho en el camino. El mulero me sostenía de u n lado, y mi tía y otra señora, del otro, a lo largo del camino. No me podía ni cambiar la ropa, ni comer. De eso se encargaba mi suegra.    

     “Llegamos al convento. Me bajaron junto al cementerio, llorando de dolor y de fatiga porque pasé cinco horas a lomo de mulo, desde mi pueblo, Yahchuch, hasta el convento. Todo eso me afligía y me causaba sufrimiento. Entramos, por primera vez, al cementerio, donde yacía el cuerpo del santo. El superior, el padre Miguel Al-Tannuri, vino y se conmovió por mi situación. Me dio ánimo, y me dijo: “Sea firme en la fe. Usted va a sanar hoy”. Me trajo agua con la que habían lavado la mano del santo, y unos trapos mojados en su sangre. Mi tía y su hija llamada Karimah, hija de Azar Karam de Yahchuch, me frotaron el cuerpo, las manos y los pies con el agua y la sangre. Sentí, inmediatamente, la fuerza en la mano derecha; comencé a doblar los dedos y a apoyarme en ellos. La mano izquierda, que estaba más baldada y me causaba más dolor que la otra, volvió a tomar más  normalidad, pudiéndome apoyar un poco en ella. Cuando entré al convento, sentí que todo el cuerpo se volvía más fuerte. Y comprobé que estaba curada, gracias a la intercesión  del padre Chárbel. Salí sola del cementerio. Poco después, volví a montar en el mulo para regresar a casa, sin comer nada, como había sido mi promesa: de no probar bocado antes de mi sanación. Mi alimento era la oración y el ayuno. El superior no cesaba de reanimar mi esperanza y reforzar mi fe. Al montarme, de nuevo, en el mulo, no tuve necesidad de ayuda. Solamente sentía como un hormigueo en la mano izquierda. Al llegar a la aldea de Sannur, ya no sentía el menor mal. Estaba segura de mi curación, y movía mis manos y mis pies normalmente, regocijada en mi gran alegría. Me bajé del mulo, y caminé como un cuarto de horas. Llegué a casa el mismo día, completamente curada. Desde mi llegada a Yahchuch, yo misma baño a mi niña. Desde entonces, no dejo de rezarle a San Chárbel, todos los días”1549.

 

 

6-Ratones en el ataúd 

     “Algunos monjes me dijeron que su mano y sus pies presentaban deterioros, causados por los ratones. El costado opuesto a sus manos fue cubierto, entonces, con una lata de zinc, en lugar de la malla que mostraba que por ahí habían entrado los ratones al ataúd1550.

 

 

7-Continúa manando 

     “El padre José hizo, inútilmente, esta operación y extracción, pues el cuerpo continúa manando”1551. “El olor no proviene del cuerpo sino de la supuración que persiste después de ocho meses de la operación. Es suficiente prueba de que estamos ante un hecho extrañamente maravilloso que nos lleva, a nosotros y a los laicos, a una fundamental creencia en la santidad del padre Chárbel. Los visitantes vienen de todas partes a pedir su intercesión. El padre José declaró: “Si hubiera sabido la ineficacia de la extracción de las vísceras, no lo hubiera hecho, de ninguna manera. Me encuentro maravillado de cosa tan extraña en su cuerpo, no sabiendo de dónde proviene esta supuración y este olor. El cuerpo está reducido a sólo piel y huesos”1552. “Yo sentía un olor fuerte antes de cambiarle los hábitos mojados y manchados de sangre. Pero después se sentía un ligero olor en el cuerpo, quedando aún el olor fuerte en la ropa que se quitó.   

      “El postulador de la causa trajo un alba para ponerle sobre el cuerpo, durante una semana. Se la quitaron ayer para examinarla y hacer una verificación. El testigo olfateó el olor, y declaró: “Este fuerte olor es el mismo que yo traté de quitar. Las manchas rojas, un tanto amarillentas, son como éstas, La única diferencia es que está más empapada”1553.    

     “El resultado es que no hay absolutamente nada  de qué sacar provecho, pues la sangre, la supuración y el olor están igual que antes. La sangre no sólo no cesa de salir de la cadera, sino que, por el contrario, ahora es más abundante”1554.

 

 

8-Extracción del cerebro 

     “El examen médico mostró que el cráneo fue abierto por el occipital. El hueco fue cortado con un instrumento muy afilado y fue extraído el cerebro. Yo creo que este acto fue hecho por uno de los visitantes para tenerlo como una reliquia, durante el período de dos años y ocho meses en que yo asumí la responsabilidad del cuerpo. Sin el grande interés que yo tomé para conservarlo, los visitantes se lo hubieran disputado a pedazos para obtener una reliquia, en especial, después de la supuración de la sangre y el agua, y del milagro de Tabarya. La mayoría de los visitantes sabía de sus milagros durante su vida, y por eso trataban de tener cualquier cosa de él, para pedir su intercesión. Se me antoja pensar que Sebastián Antonio Abi Moisés estuvo tras el hecho, vista su firme creencia en la santidad del padre Chárbel, para utilizar lo que él cogía como medicina para curar sus enfermos”1555. “Yo baso mi hipótesis por el apego de Sebastián al padre Chárbel. Veneraba mucho sus virtudes, y habiéndole verdaderamente conocido muy bien, creía en su posibilidad de hacer milagros. Cuando vivía el padre Chárbel, él le pedía agua bendita para mezclarla con el remedio que daba a los enfermos, los cuales se beneficiaban de ella. Él atribuía la sanación al gua que bendecía el ermitaño. Después de la muerte del siervo de Dios, Sebastián se dirigía a él con un “Padre Nuestro” y un “Ave María”, antes de preparar el medicamento, pidiendo su intercesión por la salud del enfermo. También me pidió él, pasar algunos trapos por el cuerpo del padre Chárbel, para guardárselos. De donde yo deduzco que, después de mi partida del convento, Sebastián extrajo el cerebro”1556 “o, bien, los médicos, clandestinamente, por incredulidad, lo hubieren extraído”1557.

 

 

9-Restauración del ojo y de la punta de la nariz 

     “Puse un poco de yeso, u otro material parecido, en su ojo izquierdo y en la punta de la nariz, pues cuando lo enterraron en la tumba, el techo goteaba constantemente, causándole una ligera deformación. Esta intervención le ha dado casi el aspecto normal. En otros lugares no presentaba ningún deterioro. Después que me hice cargo del cuerpo, desde su traslado hasta el día en que dejé esta responsabilidad, quedó en la misma situación con respecto a las blandura de su piel, antes o después  de la extracción de las vísceras. No noté ninguna diferencia. Para nosotros es un misterio sorprendente”1558.

 

 

10-Una imprudencia

     “Los monjes no depositaron el cuerpo sino en lugares que favorecían su corrupción, ya en la tumba, ya en la planta baja. Yo mismo, que me considero de los que entienden, ayudé a su deformación, con imprudencia e ingenuidad, tanto con mi proceder de exponer el cuerpo durante cuatro meses sobre la terraza, al viento nocturno, como con la extracción de las vísceras”1559.

 

 

11-El paralítico de Tabarya (Mc. 2, 1-12) 

     “Un paralítico, de nombre Asunción Antonio Al-Azzi, fue llevado a la timbra del padre Chárbel, transportado en una bestia de carga. En mi presencia, lo bajaron delante de la puerta del convento, incapaz de mover sus manos y sus pies. Lo llevaron al cuarto donde yacía el cuerpo, al constado noroccidental. Sus compañeros me explicaron que estuvo aquejado de esta enfermedad desde que era un niño. Después de poco rato, lo bajaron delante de la puerta y comenzó a mover las manos y los pies. Fácilmente los extendía y los recogía. Después emprendieron el camino de regreso hacia su pueblo. En primavera, volví a ver que venía al convento, a pie. Le pregunté si se llamaba Asunción Al- Azzi, y si era el mismo que, en el verano pasado, había venido al convento. Me respondió que sí, que era el mismo, y que había sido curado de su enfermedad; que venía a dar gracias a San Chárbel, pues sin él, no hubiera caminado nunca, en toda la vida. En efecto, todos los años venía dos veces, en verano y en primavera, trayendo cosas, según la promesa que había hecho a San Chárbel. Después se volvía a casa sin probar bocado, por mortificación. Le pregunté que por qué no comía en el convento, y me respondió que porque había hecho una promesa de no comer nada”1560. “Me nombraron el hospedero del convento. Entonces Asunción Al Azzi venía a mí, desde Tabarya, trayendo un bulto con cereales, capullos de gusanos de seda y otras cosas. Me las daba diciendo: “He aquí lo que recogí para el convento, como agradecimiento al padre Cahárbel”1561. “Cada vez, el superior le decía: “Hijo, lleva para tu casa algo de lo que recoges, pues tú eres pobre”1562.    

     “Nos pidió que le indicáramos la casa donde nació el padre Chárbel y fuera educado. Al preguntarle el por qué de esa visita, nos contó que él era paralítico y que el padre Chárbel lo había curado. Que él recorría, todos los años, los pueblos del Líbano, dando testimonio en gratitud para con el padre Chárbel, y recogiendo limosnas para ofrecerle. Nosotros lo recibíamos bien, especialmente mi mamá. Con este fin, continúa viniendo a Bqaakafra, tres veces al año”1563

 

 

J: Casa de huéspedes

1-Las mujeres, afuera 

     “Los sentimientos de la fe llevaron a los peregrinos a venir, a pie, al convento de Annaya, a través de una distancia que supera los 50 kilómetros. Entre otros, había mujeres, niños, pobres, enfermos, incapaces de viajar a lomo de bestias de carga. Algunos peregrinaban con pies descalzos, para que Dios tuviera piedad de ellos y los premiara con la sanación de sus enfermedades: enfermedades incurables, crónicas, de cojera y de parálisis. Los peregrinos llegaban al convento después de dos o tres días de marcha, exhaustos. No se podían demorar mucho  tiempo, dado que el convento estaba  retirado, en plena campiña. Por otra parte, estaba prohibido a las mujeres entrar en el convento, y aún entrar en la iglesia. No había sitio para recibir la gente, sino un sótano oscuro, situado a la derecha de la entrada, que se llamaba “Casa de huéspedes”, donde los visitantes eran recibidos. Los hombres entraban en la iglesia, y las mujeres se quedaban en la Casa de huéspedes, participando de la misa, de pie, detrás de la ventana de la iglesia, practicada en el muro sur, igual que lo hacían las mujeres de los colonos asociados del convento”1564.

 

 

2-Insistencia de los visitantes 

     “Los hombres insistían en ver y tocar el cuerpo del padre Chárbel, para ser bendecidos. Los monjes les respondían que era imposible porque el cuerpo yacía en el pequeño cuarto, el llamado “el escondite”. Por otra parte, el patriarca había prohibido exponerlo delante de los fieles por temor a la idolatría. Los hombres se arrodillaban en la primera grada de la escalera o, bien, detrás del muro norte, en el interior de la iglesia, orando e implorando. En tanto que las mujeres se ponían de rodillas fuera del convento, cerca del muro norte exterior de la iglesia. Allí, a cielo descubierto, lloraban, invocaban, suplicaban y besaban el muro, cogiendo un puñado de tierra para llevar a casa a sus enfermos”.    

     “Los monjes se apiadaban de los visitantes, en especial el padre José Al-Juri, que tenía cara de ser el más duro y terrible. Permitía el acceso a los hombres al pequeño cuarto para ver al padre Chárbel en su sencillo ataúd. Los visitantes, afligidos de estar privados de ver su cuerpo, rogaban a los monjes, llorando, poder verlo”1566.

 

 

3-La casa de huéspedes transformada en capilla 

     “Después de dos años, aumentaba el número de visitantes, y todos pedían ver su cuerpo. Entonces, el padre José Al-Juri propuso al consejo del convento transformar en capilla la casa de huéspedes. Así, las mujeres podrían participar de la misa, en presencia del cuerpo, que sería puesto en un armario cuyo frente fuera de vidrio, de manera que los visitantes pudieran verlo. Él se encargaría de atajar toda veneración prohibida por la Iglesia. La propuesta fue elevada al superior general, quien pediría la autorización del patriarca. Así vino a convertirse en capilla la casa de huéspedes para la celebración de la Eucaristía, los domingos y días de fiesta”1567

     “Depositamos el cuerpo en un local exterior, a la derecha de la puerta del convento. En 1901, erigimos un altar transportable”1568, sobre el cual se celebraba la misa para las mujeres de los colonos asociados del convento y las visitantes1569, “para que las mujeres, como yo”1570, “pudiéramos participar de la misa cuando hacía frío, y que no cabíamos en la ventana exterior de la iglesia; eso, por una parte; y por la otra, la prohibición que había de entrar en la iglesia”1571.

 

 

4-Descripción del cuerpo 

     “Dos años después de la muerte del padre Chárbel, vine con mi tía, Rosa, y otras mujeres del pueblo, para visitar su tumba. Nos la abrieron. Puse mi mano sobre la suya. Estaba tierna  y su cuerpo sano, su barba tal como era, su cara color  de rosa y su cuerpo transpiraba. Pasé mi mano por él y, luego la pasé por mis cabellos”1572. Su cuerpo manaba de la misma manera durante todas las estaciones. Vi sus hábitos húmedos, como los de uno que está vivo, cuando suda. Sentía el moho y el mal olor”1573. “A cada rato le cambiaban la ropa para lavarla”1574, “como se lava la ropa de los vivos”1585. “No tenía un día fijo para cambiarle la ropa: cada semana, cada dos semanas o una vez al mes. En verano estaba obligado a hacerlo más frecuentemente, pues el olor de la supuración era continuo, tanto en verano como en invierno”1576. El cuerpo yace todavía sano y sudoroso. Las gentes que visitan su tumba creen, como nosotros, que el cuerpo se conserva por un milagro, pues el padre Chárbel era santo”1577. “Eso no solamente lo manifestaban los maronitas, sino también los chiítas vecinos y los musulmanes”1578.

 

 

5-El cuerpo puesto de pie 

     “El padre José Al-Juri preparó un armario con un frontis de vidrio. Allí puso el cuerpo, de pie”1579, sostenido por dos muletillas debajo de las axilas. Siempre sudaba. A cada rato yo le cambiaba el vestido. En aquel tiempo, lo revestían con el hábito monacal y una estola al cuello. La parte superior del armario era de vidrio, en marco de madera, que se abría en dos hojas, como si fuera una ventana”1580

     “Vine para verlo muerto. Me llevaron a su celda donde se encontraba su ataúd, que era de madera, apoyado sobre el muro. Su cuerpo estaba allí, parado sobre sus dos pies. Su cuerpo parecía el de un ser vivo, sus ojos cerrados, vestido con un alba blanca, empapada por el sudor y la sangre. Le cogí la mano para besarla, y la encontré más suave que la mía. Su piel era tierna, de un color natural, pálido por la muerte”1581

     “Fue grande la alegría de los fieles al verlo de pie, pues se lo imaginaban vivo entre ellos. Los monjes, por el contrario, una parte no estaba de acuerdo con esa posición que la encontraban infantil y que podría hacer menospreciable el cuerpo de San Chárbel”1582.

 

 

6-Sanación de una niña y resurrección de un niño 

     “Mi niña, llamada Ester, se enfermó a la edad de tres años, de convulsiones epilépticas y se desmayaba. La llevé donde Sebastián, el hombre que practicaba la medicina sin título1583, pero sin resultado alguno.  Su estado empeoraba y se multiplicaban las crisis. Hice una promesa a San Chárbel, y sanó. Luego tuve un niño que vivió un año, y murió el 17 de abril del año 1901. Mi tercer niño, al cumplir un año, se enfermó, igual que el anterior. Así se quedó más de ocho días, desmayándose por no tomar el pecho. Iba empeorando progresivamente. Los primeros días de su enfermedad no se despertaba y era muy poco lo que tomaba del pecho. Terminó por perder el conocimiento, y yo perdí toda esperanza de verlo sano. Tenía los mismos síntomas de muerte que su otro hermano. No sabiendo qué hacer, decidí llevarlo a la tumba de San Chárbel, cuya misa, cuando vivía, alegraba mi corazón y me llenaba de recogimiento. Entonces llevé al niño, yo sola, no queriendo que nadie me ayudara para que, por mi cansancio, Dios tuviera compasión de mí y lo sanara. En el camino, una señora me encontró, se apiadó de mí y tomó al niño en sus brazos. Otra señora que se nos cruzó, tomó al niño y dijo: “¿A dónde van con él? No se fatiguen más. El niño está muerto”1584. “La mamá gritaba y lloraba de ver a su hijo muerto entre sus brazos. Lo pellizcaba y lo sacudía con fuerza para que reaccionase, pero no daba señales de vida. Estaba a punto de regresarse, llorando por su hijo muerto, viendo que era inútil continuar el camino. La animaron para que siguiera, con la esperanza de que el padre Chárbel lo resucitara”1585. “Eso sucedía en Farchaa, una finca de Mechmeche, a una hora de marcha del convento. Le dije a la que llevaba el niño: “Contemos con Dios. Vamos donde el padre Chárbel”. Llegadas al convento, llamé a mi primo, el padre Elías de Mechmeche”1586. “Descendí al cuarto donde yacía el  cuerpo del padre Chárbel. Vi a mi prima arrodillada junto al ataúd, llorando, acompañada de dos señoras, de pie, detrás de la puerta. Sobre la grada del altar vi un niño”1587, “El padre se dirigió hacia mí, diciéndome: “¿Tú estás loca? ¿Cómo se te ocurre traer un niño muerto hasta aquí?” Me tocó, y yo no le respondí”1588. “Las dos señoras le contestaron: “Su prima ha venido a pedir la intercesión del padre Chárbel para el alivio de su hijo enfermo”. “Entré y encontré al niño con la boca cerrada, y muerto. Lo giré muchas veces, le abrí la boca, y no sentí que tuviera señales de vida”1589. “Le dije a mi acompañante que pusiera al niño por tierra, como se ponen los muertos, con la cara hacia occidente, sobre la grada, junto al ataúd del santo; que si el padre Chárbel verdaderamente era santo, lo resucitaría”1590. “Entonces abrí el ataúd, lavé la mano del padre Chárbel, cogí el agua con una cucharilla, y la metí en la boca del niño, una primera vez, una segunda vez. A la tercera, tragó el agua y respiró. Su mamá y sus compañeras suspiraron profundamente”1591. “Le pusieron una vela en la mano; después, el padre me lo entregó. Le di el pecho y se alimentó. Volví a mi casa contenta, acariciando al niño, en compañía de la señora que me ayudó en el camino. Mi hijo es ya un joven, sano y lleno de vida”1592.

 

 

7-La mano misteriosa 

     “El hombre de Dios, Abraham Al-Haqlani, aplanaba la terraza, sobre el techo de su cuarto, situada al lado del convento de Annaya, con un cilindro de piedra. Llegó al bordo del techo, cuando se desencadenó una tempestad que lo precipitó al piso, con cilindro y todo, desde una altura de 40 m4tros. Sus hermanos, los monjes, corrieron en su ayuda. Apenas llegaron, se quedaron estupefactos al encontrarlo corriendo hacia la puerta del convento, sano y salvo. Asombrados, le preguntaron las circunstancias del accidente. Él les respondió que mientras caía con la aplanadora de piedra, pidió socorro al padre Chárbel, y sintió como una mano que lo cogía y lo depositaba en tierra, alejando de él la aplanadora de piedra”1593

 

 

K: En la capilla

1-Traspaso del cuerpo 

     “Después de haber oído hablar de la santidad del padre Chárbel, vista la afluencia de visitantes, y si a eso se agrega mi creencia personal en su santidad, fabriqué un ataúd en madera de nogal, digno de él, en el que yace actualmente”1594. “Yo mismo lo transporté, a lomo de mula, desde Beirut”1595, a principios del otoño de 1909”1596, “pidiendo a los monjes que lo pusieran en un ataúd conveniente”1597. “El cuerpo fue trasladado a una pieza más espaciosa, situada al sur de la primera”1598, “en el sótano, en el ángulo suroriental del convento, a la derecha de la puerta. El piso está levantado en piedra. Se ve como una cueva abovedada”1599. “Se le colocó en posición horizontal, en una esquina, en este nuevo ataúd cerrado”1600. “Los vecinos y los colonos asociados vinieron a participar de la ceremonia del traspaso del cuerpo. Ningún epitafio se puso sobre su tumba, desde su entierro hasta su traspaso. Eso es lo que yo digo en mi testimonio, pues yo participé en el traslado de su cuerpo a la capilla. Lo revestimos de un alba, pero el cuerpo continuaba supurando un líquido peculiar que mojaba el alba y los vestidos. Eso nos obligaba a cambiarlo constantemente. Las gentes afluían para visitarlo, le besaban la mano, pedían su bendición para sanar de sus enfermedades y atraer el beneplácito divino por su intercesión”1601.

 

 

2-Sanación de un riñón 

     “Después de la primera guerra mundial, sentí un dolor insoportable en la cadera, por lo que fui ingresado al hospital de la Universidad Americana, donde pasé cuarenta días. En una feliz operación, me extrajeron un cálculo renal. Un año después, me volvió el mismo mal, en el mismo sitio de la operación. Mi mamá y mi hermana Galia fueron a visitar la tumba del padre Chárbel, donde oraron con fervor, solicitando mi sanación. Mi mamá le pidió a uno de los monjes que le diera una reliquia que hubiera tocado  el cuerpo del padre Chárbel, para colgármela al cuello. El monje le respondió que le daría algo más precioso. Y le dio una tela que se ponía el padre Chárbel debajo del cuello. Después lavó su mano, puso el aguan en una botella, y se la dio. Al regreso de mi mamá, me colgué la tela al cuello y bebí el agua. Tres días después, soñé que fui transportado a la casa del padre Chárbel, donde vivía un monje que no me dirigía ni una palabra. A la mañana, evacué un cálculo del tamaño de un fríjol y, después, no he vuelto a sentir nada”1602.

 

 

3-Una mujer estéril da a luz 

     “Cuando mi mamá visitó el convento de San Marón, en Annaya, encontró en el camino a Nehme, casado son su prima, hacía 27 años. No habían podido tener hijos. Él le dio a mi mamá un dinero, como ofrenda al convento, y para que le trajera una reliquia del padre Chárbel, con la esperanza de que su esposa le diera un hijo. De regreso, mi mamá le dio a Nehme y a su esposa una reliquia como la que me había traído a mí. En menos de un año, tuvieron un hijo único, al que llamaron Antonio”1603.

 

 

4-Visita a la sepultura 

     “Los visitantes venían en gran número, de todas partes y ponían  su confianza en él, pues creían en su santidad y en su bondad. Los que poseían animales, se los ofrecían al convento. Muchos, de comunidades cristianas  y no cristianas, afluían para visitarlo y ser curados de sus enfermedades”1604. “Muchos de ellos, cuando llegaban a lo alto del convento, continuaban su camino gateando”1605

 

 

L: Curó todas las enfermedades (Mt 8,6)

1-Sanación del hermano José de Maifuq 

     “Mientras comía, al hermano José de Maifuq se le atravesó un hueso en la garganta. Sufrió durante una semana. Llamó al médico Nayib Beik Al-Juri, quien no encontró huellas del hueso. En todo caso, el hermano continuaba sufriendo. Una noche, vino a mí, gritando: “Se lo ruego, me voy a morir”. Le respondí: “Hermano, ¿Qué quiere que haga? Prenda una lámpara de aceite y póngala cerca del ataúd del padre Chárbel. Espero que él lo curará”. Fue, inmediatamente, la prendió y se arrodilló, apoyando las manos sobre el ataúd. Tosió, y el hueso salió de la garganta. Vino y me lo mostró. Era como una aguja de largo y delgado como un hilo. Lo guardé un tiempo conmigo”1607.

 

 

2-Sanación del padre Elías de Ehmej 

     “Una vez, por la noche, estando sentado, sentí un intenso dolor en el costado derecho, dejándome incapacitado para caminar sin bastón. Miré el lugar donde me dolía, y vi mi carne agujereada, como si me hubieran hundido un clavo. Me levanté lentamente, apoyado en un bastón. Llegué a la tumba del padre Chárbel, eché agua en su mano y con ella me froté el lugar dolorido. Me alivié, inmediatamente, y volví sin bastón a mi cuarto”1608.

 

 

3-Una sanación de la tiroides ((Mc. 1, 29-31) 

     “Cuando regresé de San Marón a Kozhaya, encontré al hermano Bartolomeo de Aito1609 aquejado de tiroides, casi a punto de morir. Le hable de San Chárbel, y le di  un pedazo de su capucha, que se puso con mucha fe sobre su cabeza, y oró. Al día siguiente, se curó”1610.

 

 

4-Una sanación de parálisis 

     “Yo, personalmente, fui atacado por un reumatismo en la rodilla. La enfermedad se agravó hasta llegar a convertirse en parálisis. Me vieron muchos médicos. Entre otros, el doctor Al-Unaisi de Jaj, Nayem de Lehfed, pero sin ningún resultado. Entonces recurrí a la intercesión del padre Chárbel. Cogí un poco de agua bendita y una tela tocada a su cuerpo; bebí el agua y pasé la tela por mi rodilla. Y Dios me sanó”1611.

 

 

5-Sanación de Sebastián Al-Uwaini 

     “En mayo de 1925, sentí un agudo dolor de estómago. Me sometí a un tratamiento con el doctor Jorge  Chokrallah, sin resultado alguno. Él me propuso que lo acompañara a Beirut para tomarme una radiografía. Pensaba, como yo, en un posible cáncer. Le respondí: “Mañana veremos”. Y me fui. Me aislé, le recé al padre Chárbel, pidiéndole la sanación, y prometiéndole una limosna de dos piastras para el convento. En la noche, vi, en sueños, al padre Chárbel. Quemó un pedazo de su hábito, cogió las cenizas, las revolvió con agua y me las dio a beber. Me desperté con el alba, sufriendo enormemente. Encontré a mi hermano que se disponía a celebrar la misa. Quise participar en ella y después me iría a visitar la tumba del padre Chárbel. El mal empeoró al final de la misa. Me apresuré a ir a su tumba. Mi esposa y mis hijos se me unieron. Apenas oré y di mi ofrenda, le rogué al hermano encargado de cuidar su cuerpo que me diera una telita del hábito del padre Chárbel. Hice como lo vi hacer a él en el sueño, y bebí el agua. En el camino de regreso sentí menos dolor. Entré, de paso, por casa de mi hija, María, casada con mi sobrino Antonio Pedro Moisés, para descansar un poco. Me ofreció algo para comer, pues hacía 17 días que no probaba bocado. Acepté. Me dio calabacines rellenos. Comí un poco de pan con dos calabacines. Proseguí mi camino, sintiendo que el dolor disminuía progresivamente, hasta la tarde. En la casa comí bien, no sintiendo después ningún dolor”1612.

 

 

6-La curación del padre José de Ehmej 

     “Hacía más de tres años tenía un dolor en la garganta. Seguí los tratamientos  médicos  de los doctores Jorge Chokrallah, Nayib Beik Al-Juri y Gabriel Al-Twaily. A veces, gozaba de un alivio provisional. Después, el mal me atacaba, de nuevo. Un día cogí un pedacito del hábito del padre Chárbel, y me lo colgué al cuello. Y, ahora, después de tres años, no siento nada más. La tela sigue siempre colgada a mi cuello”1613.

 

 

7-Sanación de una inflamación en los ojos 

     “Tuve una enfermedad en los ojos, acompañada de una mancha roja. Me levantaba por la mañana con los ojos pegados a causa de las legañas”1614, sin poderlos abrir antes de lavármelos. No me afectaba la vista. Durante el invierno disminuía el mal, para tomar más fuerza a comienzos de la primavera hasta el otoño. Así, durante tres años. En vano consulté al doctor Nayib Beik Al-Juri, después del tratamiento que me hizo Sebastián Antonio Moisés. Ese año hice una promesa al padre Chárbel: que si él me curaba, daría 50 piastras sirias al convento, y que trabajaría un día, cada año, gratuitamente, en las propiedades del convento, y daría testimonio ante la comunidad de mi sanación. Después, lo visité y me llevé a casa el agua con que le lavaron sus manos. Me lavé los ojos con esa agua, durante diez días. Desaparecieron las legañas y el mal se borró en mes y medio (1926). No sentí más el dolor, aunque siguió la mancha roja en el ojo”1615.

 

 

8-Sanación de un hemipléjico 

     “Mi primo Jorge Richa de Ehmej, se enfermó de hemiplejía. A pesar de tratamientos médicos, durante siete meses, no pudo caminar. Le trajeron una tela de los hábitos del padre Chárbel, la cual amarró en su cadera. De inmediato, sintió la mejoría y fue sanando progresivamente. Hoy día está del todo restablecido”1616.

 

 

9- Sanación del hermano del monje Pedro Jawad de Amchit 

     “Tuve una crisis espasmódica1617 en los hombros, hasta el punto que no podía mover las manos. Fui a la tumba del hombre de Dios, el padre Chárbel, abrí el ataúd, pasé un pedazo de tela por su santa mano, me froté con ella los hombros, y no volví a sentir el dolor”1618.

 

 

10-Sanación de la esposa de José Al-Juri de Amchit 

     “La esposa de José Al-Juri, de Amchit, fue aquejada de endurecimiento  de sus miembros y de crisis espasmódicas. La llevaron a Beirut, dos o tres veces. Después, un comité de médicos se reunió para deliberar, pero en vano. Me contó su situación, y le dije que le iba a enviar un pedacito del alba del padre Chárbel, esperando que él la alivie. Ella y sus padres me dijeron que la tela fue el tratamiento para su curazón.1619


 

M: Los objetos de Chárbel

1-El cilicio y el agua bendita de Chárbel 

“Cogí el cilicio que llevaba el ermitaño. Repartí pedacitos, como reliquias, por medio de los cuales se curó mucha gente de sus enfermedades”1620. “También tenemos agua que él había bendecido mientras estaba en vida, y todavía la conservamos. Está guardada como un tesoro muy preciado en Bqaakafra”1621.

 

 

2-Han descuidado al padre Chárbel 

     “No queda nada de sus hábitos raídos o de su cilicio de pelos de cabra sobre el que dormía. Era todo lo que él tenía. Su celda en el convento, que algunos monjes recuerdan que estaba dedicada para conservar lo suyo, hoy día está abandonada. Han metido en ella leña y objetos viejos, de tal manera que un establo de vacas sería más aseado que su celda. Creo que si entras, te burlarías de nosotros a causa de nuestra falta de cuidado hacia la memoria del padre Chárbel. En cuanto a su celda en el eremitorio, no pienso que sea mejor tratada”1622. “No se encuentra ningún recuerdo suyo, ninguna mención, ningún nombre, ningún hábito suyo: ni en el convento ni en el eremitorio. Nadie puede saber si vivió en el convento y en el eremitorio, salvo los monjes contemporáneos suyos, o los que oyeron hablar de él. Su nombre no aparece allí. Su nombre, que se ha conservado, se ha menospreciado, menos entre los que lo conocieron mientras vivía o cuando murió”1623

     “Si no fuera por la fama de su santidad, tal vez los monjes no hubieran puesto mayor atención. La mayoría de ellos son ingenuos. Ellos, y yo, el primero, no hemos cumplido nuestro deber para con el padre Chárbel, pues, hasta ahora, hemos tardado en examinar sus virtudes sublimes y sus milagros que ya se hicieron famosos. La prueba de nuestra falta a ese deber radica en que no hemos hecho nada para conservar sus hábitos u otras cosas1624.

              

               3-Reliquias 

     “Yo veía frecuentemente su cuerpo en buen estado. Pero los visitantes han desfigurado sus manos, pues le arrancaron las uñas o algo para llevar a sus casas como reliquia. Queda muy poco de sus cabellos y de su barba, pues los peregrinos se los arrancaban”1625. “Cuando, una vez, vi que no quedaba mucho de sus cabellos ni de su barba, pedí una explicación. Me dijeron que todo el que venía a visitarlo, le arrancaba pelos de la cabeza o de la barba, como reliquia”1626.    

     “Lo que yo sé  fue que pedí a los monjes una reliquia del santo, ya que era grande mi admiración por él. Y todo lo que me dieron fue un pedacito del hábito con que lo revistieron, con las huellas del sudor que manaba. Y todos los visitantes recibían lo mismo: un pedacito de tela del hábito que cubrió su cuerpo en el ataúd, pues los monjes se vieron obligados a cambiárselos, al menos, cada semana”1627. “Los visitantes, después de mucho insistir, reciben un pedacito de tela tocada a sucuerpo”1628.

 

 

4-Los visitantes 

     “Cuando vinieron aquí unos sacerdotes, encargados de una visita apostólica1629 a la Orden, se admiraron y dijeron que nunca habían visto cosa parecida. Se arrodillaron junto al ataúd y oraron”1630. “Los peregrinos se arrodillaban a orar junto al ataúd, y pedían, con insistencia, una reliquia. Yo les daba pedacitos de su hábito o del agua con que se le lavaba la mano o, bien, un poco de incienso”1631. “Nadie cogía nada de su cuerpo, ni yo tampoco. Yo no daba nada a nadie. Sin embargo, algunos monjes visitantes, le arrancaban pelos de la cabeza, por lo que yo protestaba y les cerraba el ataúd. Los monjes no daban a los visitantes sino telitas del hábito que portó su cuerpo, y eso después de mucha insistencia”1632. “Algunas veces, los monjes se fastidiaban, pues se creían con derecho a que los atendieran y les dieran hospitalidad en el convento aislado, cosa que demandaba un oneroso trabajo a los monjes”1636

     

N: El doctor Jorge Chokrallah

1-Introducción 

     “El doctor Chokrallah es un antiguo amigo mío. Padeció una enfermedad cardíaca, hace veinte años. En el verano se venía a mi casa de Al-Uwaini. Vivir allí le hacía mucho bien para su salud. Me compró un terreno donde construyó una casa para pasar el estío. En esa ocasión conoció a los monjes y trataba sus enfermos. Le hizo un examen minucioso  al cuerpo  del padre Chárbel y, entre otras cosas, me dijo: “Esto no es natural, sino divino”1634. “Obtuvo su doctorado en química y farmacología en 1891, y comenzó sus estudios de medicina en 1907”1635.

 

 

2-Me quedé estupefacto 

      “Cuando vi su cuerpo, por primera vez, me quedé estupefacto, pues, en calidad de médico, jamás había escuchado ni leído en los libros de medicina de una cosa parecida. Lo examiné, empujado, personalmente, por una curiosidad científica, bregando a descubrir dónde radicaba el secreto de este cuerpo. Después de un examen general, lo encontré incorrupto. Algunos de sus miembros se mostraban flexibles, lo mismo que sus articulaciones. Todavía tenía algo de sus cabellos y de su barba, a pesar de que los visitantes se los arrancaban para tenerlos como reliquia. El resto de sus órganos no habían sufrido deterioro, a excepción de un ojo dañado por el agua que le caía cuando estuvo enterrado en la tumba del cementerio. Su estómago lo encontré como el de los demás cadáveres, pero sin daño aparente. Ni siquiera me di cuenta que lo habían abierto. Estaba ligeramente disecado por el paso del tiempo”16.

 

 

3-El plasma o supuración de las cicatrices 

     “La cosa más extraña que me dejó perplejo fue lo que vi con mis propios ojos: unas manchas sobre las vestimentas blancas, causadas por una materia viscosa que salía por los poros de su cuerpo, cuyo color y densidad correspondían a  la del plasma normal, que sale de cuerpos vivos cuando tienen heridas. El olor es el mismo del plasma que sale de los cuerpos en caso de enfermedad”1637

     “Él no sentía el mal olor, sino el olor a moho. Notó el cuerpo tierno, como si acabara de morir. Con pañuelos enjugábamos la supuración, y los conservábamos como reliquia. Yo mismo llené un frasco, del que la gente llevaba para conseguir la sanación”1638. “Cuando me hice cargo de cuidar su cuerpo, yo veía la supuración y sentía el olor y enjugaba el sudor y la sangre”1639.

 

 

4-El enigma del cuerpo 

     “El postulador de la causa preguntó: “¿Las circunstancias naturales, como el frío glacial, la abundancia de agua o, bien, razones anteriores a la muerte, como abstención de la carne, la poca comida, la mortificación del cuerpo, limitarse a comer legumbres, todo eso podría explicar la conservación del cuerpo después de la muerte?” “Él le respondió: “Yo, personalmente, jamás he experimentado esas razones. Ni tampoco he leído que tales circunstancias puedan tener su influencia. Después de examinar el cuerpo, he consultado a médicos competentes de Beirut, y de Europa, pues yo viajo con harta frecuencia, y nadie pudo darme una explicación. El caso de este cuerpo es único en la historia de la medicina. No paro de averiguar para saber si ha habido un caso parecido, de que un cuerpo se haya conservado en estas mismas circunstancias”1640.

 

 

5-Imposible 

     “Preguntó, también: “¿Cree usted que este hecho sería natural o sobrenatural? ¿No cree usted que un monje ingenioso haya descubierto un medicamento capaz de conservar el cuerpo?” “Respondió: “”Mi convicción personal, basada en el estudio y la experiencia, y después de haber examinado este cuerpo, dos o tres veces por año, después de 17 años (1909), diría que este cuerpo se conserva por una fuerza sobrenatural. En cuanto a la suposición de que un monje hubiera descubierto un medicamento capaz de conservarlo de tal manera, formulo lo siguiente: Primeramente, si eso fuera verdad, el inventor de este descubrimiento extraño merecería la admiración y la estima del medio científico, sobrepasando a Pasteur. Por otra parte, los médicos hacen todos los esfuerzos posibles en este campo para la conservación de los cuerpos. Y con tantos esfuerzos, no han logrado conservarlos sin mal olor, más de dos semanas. En cuanto a la supuración de este cuerpo, no se les ocurrió nunca a los médicos pensar en ello; a lo que se añade la imposibilidad de que los cuerpos, en el supuesto de que estén momificados por los médicos, pudieran supurar. Es sabido que el cuerpo sano de un hombre vivo contiene cinco litros de sangre, de los cuales solamente tres litros de plasma podrían ser segregados, una tasa estimada en el 60%. El resto, el 40%, contiene sales, glóbulos, materias sólidas. Si el cuerpo segregara el plasma natural, conservado después de la muerte, y si los poros segregaran dos o un gramo cada día, se sigue de ahí que la cantidad de plasma segregada sobrepasa la almacenada en el cuerpo, al momento de la muerte. Es decir, ocho años después de su muerte, la cantidad de plasma debería haberse acabado; eso, si consideramos que el suero que emanó se conservó del todo y no haya perdido nada a causa de la evaporación. Ahora bien, yo observé que el cuerpo supuraba más de un gramo por día, pues el ritmo de la secreción no sería abundante si el cuerpo agregara un solo gramo cada día. 

     “En segundo lugar, usted conoce mejor que yo la falta de formación médica, especialmente entre monjes y, sobre todo en este convento donde los monjes pasan el día en el campo, en la oración, en el trabajo. A mi modo de ver, la sencillez de los monjes, su negligencia, su descuido del cuerpo del padre Chárbel, todo eso sería favorable para la corrupción del cuerpo, si no hubiera una fuerza sobrenatural para protegerlo.  

     “Quiero también agregar que, durante la guerra, he visto morir gente de hambre, después de vivir sin comer largo tiempo. Sus estómagos estaban vacíos y secos, y sus cuerpos deteriorados después de siete horas de muertos. Lo mismo en los enfermos de tifoidea que sobrevivían unos 25 días, bebiendo sólo agua, segregada por el cuerpo, y apenas a pocas horas de su muerte, sus cuerpos comenzaban a descomponerse. Lo otro: el frío, el agua, la humedad y el calor ayudan a la descomposición del cuerpo. Todos estos factores no constituyen elementos protectores. Por el contrario, destruyen el cuerpo. Y todos estos fenómenos rodearon el cuerpo del padre Chárbel. Suponiendo que los monjes hubieran descubierto el antiguo método de momificación egipcia, ¿cómo hubieran sido capaces de hacer supurar el cuerpo? En una palabra, el cuerpo del padre Chárbel está conservado por una gracia sobrenatural. Y yo estoy dispuesto a dar una suma de diez mil francos, como premio, suma considerable para mis posibilidades, al que sea capaz de conservar un cadáver en el estado en que está éste”1641.

 

 

6-Irealizable desde el punto de vista médico 

     “El postulador de la causa le preguntó: “¿Esta secreción no podría realizarse por la introducción de plasma en el cuerpo,  por inyección?” Él respondió: “Médicamente es irrealizable, pues el plasma se encuentra en el cuerpo del hombre y no se produce farmacéuticamente. A este propósito, yo estudié farmacología y la practiqué, antes que la medicina. Tengo mis diplomas de la universidad de Lyon. ¿Quién puede  dar su sangre durante 27 años para introducirla en el cuerpo del padre Chárbel? Y lo que es más, la operación de la extracción del plasma de la sangre no la pueden hacer sino especialistas, dotados de todos las instrumentos necesarios. Si eso fuera factible, no se guardaría el secreto. ¿Quién de los monjes, de los que usted no ignora su simplicidad, aunque se obtuviera ese plasma, ¿estaría a la altura de poder realizarlo? Admitamos que todo esté disponible. Sería

imposible inyectarlo en un cuerpo después de 27 años de muerto. Más aún, sería imposible después de un mes de muerto, pues las venas y las arterias por donde debe pasar el plasma, se secan poco después de muerto. También los poros se cierran, e impiden la supuración”1643

     “También le preguntó: “¿La extracción del corazón y del hígado tienen que ver algo en este caso, o qué resulta de ahí?” “Respondió: “La extracción del corazón y del hígado no tienen nada que ver. La extracción del estómago, por donde comienza la descomposición, la retardaría por un tiempo”1644

 

 

O: Otros exámenes

1-Cosas que no existen en medicina 

     “Fui nombrado superior del convento de San Marón, en Annaya, en 1910. El cuerpo del padre Chárbel yacía en un ataúd en la esquina de la iglesia. Como aún continuaba la supuración del líquido, llamé a los doctores: Jorge Chokrallah, amigo mío y vecino de la casa de mi padre; a Nayib Beik Al-Juri, de Ehmej; a Wakim Najle, de Biblos y a un médico armenio, todos ellos fallecidos. Cuando llegaron, trasladaron el cuerpo a un cuarto del convento, cerca de la iglesia. Lo colocaron sobre una sábana, encima de una mesa, y cada uno lo examinó por separado. Sebastián y yo nos quedamos en el cuarto. Le abrieron el estómago, debajo del pecho hasta la mitad, para descubrir la causa de la secreción del líquido. Después de un examen concienzudo en el interior, le volvieron a poner los hábitos. Cuando salieron, los oí hablar del tema, en secreto. El doctor Chokrallah, dijo: “Doy 50 libras otomanas al que me explique qué es esta materia que supura y su causa”.”El doctor Nayib Beik Al-Juri, dijo: “Yo no lo sé”. Lo mismo dijo el armenio”1665. A mi pregunta, respondieron que no podían dar una respuesta médica. El médico Jorge Chokrallah, dijo: “No nos pregunte por cosas del cielo, que no existen en la medicina de la tierra”1646.

 

 

2-La cal viva 

     “Desde que fui nombrado superior del convento, en 1910, supe que el médico Nayib Beik Al-Juri había sido llamado para examinar este cuerpo. Después del examen mandó que lo pusieran de pie. Fijaron el cuerpo de pie, en un armario, con cal viva para que absorbiera la sangre y el plasma segregados, y así se secara el cuerpo. Después de cierto tiempo, este médico, que no era maronita sino de nombre, volvió a encontrar el cuerpo como estaba. Mandó quitar la cal viva que le habían puesto debajo de los pies, y dijo: “Puse la cal creyendo que deterioraría el cuerpo que continúa en estado de conservación, gracias a una fuerza que escapa al conocimiento científico. Sin duda, la santidad del padre Chárbel tiene que ver en esto”1647.

 

 

3-El médico Elías Al-Anaissi 

     “Vi, en el convento de Annaya, el cuerpo del padre Chárbel. Cuando me acerqué, sentí un olor corporal indescriptible. Es como el que exhala un ser vivo. Después de haber examinado y mirado bien, observé una materia que salía de los poros. Es un fenómeno extraño e inexplicable científicamente, en un cuerpo inerte, después de muchos años. Repetí el examen del cuerpo, varias veces, en diferentes períodos, y estaba tal cual lo reporté el 16 de septiembre de 1926”1648.

 

 

4-Los exámenes de 1927

     “Después de que salieron todos los testigos, la comisión de jueces se quedó sola para examinar el cuerpo. El color del cuerpo parecía ser rojo-amarillento; la piel estaba seca en la mayor parte del cuerpo, suave en las manos y en la espalda; los músculos estaban secos, notoriamente visibles bajo la piel que, endurecida como estaba, seguía manando por los poros invisibles, una sustancia sólida del color del plasma, cuyo olor era el del plasma en descomposición. Esta sustancia, parece, se corrompía después de su secreción por los poros invisibles. Una parte de los cabellos y pelos, no depreciable, existen todavía en los lugares cabelludos de su cuerpo, como: el pecho, la barba, la cabeza y aún en las manos, firmemente arraigados, como en un cuerpo vivo. Se veía el cuello con sus huesos, un cartílago y su piel, como en los seres muertos. Los ojos y la nariz han sufrido una deformación, a causa del goteo del techo de la tumba. Los huesos estaban bien conservados y aún las uñas. Las articulaciones, móviles y flexibles; el pecho y la espalda tenían el aspecto de un cuerpo acabado de morir; el estómago, hundido; se le veía una cicatriz que va de la base del esternón hacia el muslo izquierdo, de una longitud del diez centímetros. Fue hecha por mano de hombre. En el estómago aparecen las huellas de un cinturón de hierro, de un color más destacado que el de la piel. Puede ser el indicio de que el padre Chárbel llevara un cinturón de hierro con púas; El órgano sexual, todavía aparente; las rodillas guardan las huellas de callosidad, que demuestran largas horas de estar arrodillado; las plantas de los pies y las manos, sobre todo la izquierda, los miembros más expuestos a la vista y a ser tocados, presentan rasguños causados, como es de suponer, por manos humanas; la carne aparente debajo de las heridas es de color blanco rojizo; en la parte inferior del occipucio, debajo del cráneo, se encuentra una abertura de cuatro centímetros de largo por uno de ancho, practicada con un cuchillo; todas las deformaciones que ha sufrido el cuerpo, han sido practicadas por mano de hombre, menos los ojos y la nariz, debido al goteo del agua. El médico Jorge Chokrallah abrió el estómago, de izquierda a derecha, y de la mitad hacia el pecho. Se observaron pocas entrañas. Los intestinos, el estómago y el hígado habían sido extraídos. En cuanto a la piel, los diferentes tejidos siguen flexibles y conservados. Se abrió la piel, y la comisión observó que las capas cutáneas estaban sanas, como las de un animal sacrificado hacía dos días, sin corrupción”1649

 

P: Hasta el año cincuenta

1-Traslado del cuerpo 

     “En 1927, yo pertenecía a la comunidad del convento1650, cuando la Santa Sede ordenó que pusieran el cuerpo del padre Chárbel en una tumba. La hicieron en el muro interior del convento, en la planta baja, al lado de la puerta, hacia el sur”1651. “Antiguamente había sido utilizado como gallinero. Revocaron las cuatro paredes con arena y cal, cubiertas con una capa de cemento. El piso, igualmente, lo cubrieron  con el mismo material. Después pintaron las paredes con cal. Así, el desván se convirtió en una tumba”1652. “Allí se quedó desde 1927 hasta abril de 1950. Se escribió como epitafio solamente esta expresión: “Aquí yace el padre Chárbel”1653.

 

2-Supuración en la pared 

     “En febrero de 1950, algunos visitantes se dieron cuenta que había humedad debajo del muro donde se encontraba el ataúd. Le avisaron al superior, el cual, con los monjes, pensaron que se había infiltrado el agua de la lluvia en el interior de la tumba, y que habría deteriorado el cuerpo. Por la noche, el superior, acompañado de los monjes y dos trabajadores, desmontaron dos o tres piedras de la tumba, y comprobaron que estaba seca. Entonces abrieron el ataúd, cubierto de zinc, y encontraron los hábitos empapados, el ataúd echado a perder, y acumulado el líquido que salía del cuerpo. Se oxidó el zinc, y el agua se infiltraba por el muro. Volvieron a cerrar la tumba, después de haber enjugado el cuerpo con una sábana blanca, sobre la que quedó impresa la imagen de su cuerpo. Por aquel, entonces, yo era el superior general. Le llamé la atención al superior del convento por haber tomado esa decisión sin haber pedido permiso de la autoridad. Él se excusó diciendo que sólo intentaba saber la procedencia del agua, temiendo que se infiltrara de afuera y deteriorara el cuerpo”1654.

 

 

3-Versión de Emanuel Jorge Emanuel 

     “El padre general mandó, aquel día, abrir una puerta que diera a la iglesia para que las mujeres pudieran entrar, pues les estaba prohibido el acceso allí. El padre superior, Pedro Abi Yunes, me pidió, a principios de febrero de 1950, que empezara los trabajos de excavación para cumplir la orden. Le pregunté: “¿Puedo excava debajo de la tumba para ver qué pasa allí?” Me respondió que hiciera como yo quisiera. 

     “Comencé a desmontar las piedras. En realidad, al principio comenzamos este proyecto para comprobar si la humedad había hecho daño al cuerpo. Después entre, lámpara en mano, y vi el agua que salía del ataúd y que vino a formar un pequeño charco. Le pedí a mi compañero que me trajera la ponchera que se usaba para los bautismos, con algunos trapos. Volví para quitar la tapa del ataúd. ¡Allí yacía un hombre delante de mí!. ¡Sí, un hombre! Un hombre muerto con sus manos blandas. Tuve el atrevimiento de besarlas. De sus manos manaba agua, como si fuera un hombre vivo que sudara. Y mientras más las enjugaba, más abundantemente transpiraban. Corté de su carne un pedazo de 20 centímetros de largo por cinco de ancho. Después cogí otro pedazo más pequeño que el anterior y me lo metí al bolsillo. También le arranqué un diente y los dos caninos. Al día siguiente de nuestra llegada a Beirut1655, las gentes se amontonaban en Annaya, de una manera frenética, no explicándome cómo habían podido saber lo que pasó1656. Llegaron por miles, hubo muchos milagros y se efectuaron curaciones por su intercesión, que publicaron en periódicos y se dejó constancia en los anales del convento. Hasta nuestros días, todo el que entra al convento puede ver, al lado de la puerta, un cuarto lleno de muletas que han dejado allí los paralíticos después de haber sido curados por intercesión del padre Chárbel”1657.

 

 

4-Reabren la tumba 

“Por entonces, se le pidió al patriarca que se formara una comisión de médicos para examinar el cuerpo. Nombraron a los doctores: José Hitti, Chikri  Milane y Teófilo Marón. Se reunieron el 22 de abril del mismo año 1950, la comisión, el superior general y el obispo José Agl, vicario patriarcal. Un gentío innumerable se aglomeró, no sabiendo cómo pudieron conocer la noticia. Se presentó, también el postulador de la causa, el padre Vicente Awad. Se abrió la tumba”1658, “estando yo presente”1659. “El ataúd lo pusieron en la iglesia, y los médicos lo abrieron delante de todos los arriba mencionados. Encontraron empapados los hábitos, el colchón, la almohada y la casulla. Algunos estaban podridos. Todo eso se conserva en el convento de San Marón. Los médicos certificaron que el agua no provenía del exterior sino del cuerpo del padre Chárbel. Sacaron del cuerpo un pedazo pequeño para examinarlo en el laboratorio. Dejaron un informe minucioso de todo lo que observaron. No me acuerdo si el informe lo hicieron inmediatamente después del este examen o después del segundo examen que se llevó a cabo en agosto de 1950”1660.

 

 

5-Examen del cuerpo y cierre de la tumba 

     “Después del examen del cuerpo, lo revistieron con nueva ropa y otra casulla. Lo metieron en el ataúd, lo depositaron en la tumba y se cerró la entrada con piedras y cemento, después de haber sellado el ataúd. Los hábitos cambiados se los dieron al postulador de la causa para que cuidara de ellos, lo mismo que cierta cantidad de tierra mojada con el plasma emanado del cuerpo. En agosto de 1950 reabrieron la tumba. El examen se desarrolló delante de una comisión de clérigos: el obispo Pablo Aql, el postulador de la causa, padre Vicente Awad; el padre Abdallah Nayem (más tarde obispo) y yo, superior general de la orden, con mi consejo, sacerdotes y monjes, la comisión de médicos, los mismos de la comisión anterior, más el doctor Merched Jater, de la facultad de medicina de Damasco; un médico armenio, venido especialmente de Egipto para el examen del cuerpo; el médico Elías Al-Juri, ministro de Salud, por ése, entonces, y otros. Estaba presente, también, el delegado del prefecto, Kesruwan Tufiq Haider, acompañado del presidente de la república, Vicente Lahud; la esposa del  ex presidente de la república, Señora Laura Juri, y otros. Después de haber prestado juramento en la capilla, abrieron la tumba delante de estos testigos y sacaron el ataúd. Entonces los médicos entraron en la tumba. A la cabeza iba el doctor Merched Jater. Examinaron los muros, los cuales encontraron secos y verificaron la hermeticidad. Encontraron una secreción de color vino tinto sobre el costado de los pies, debajo del ataúd. Abrieron el ataúd y vieron la casulla, el colchón y las almohadas todos empapados del plasma emanado de su cuerpo. Sobre la capucha había moho. El cuerpo se conservaba siempre como antes, en sano estado. El médico Teófilo Marón cortó un pedazo del pecho y lo metió en un frasco de vidrio. Los de la comisión  y los asistentes vieron supurar el plasma por los cuatro lados del corte. Después le cambiaron las vestimentas y la casulla, como también el colchón y la almohada. Después de sellar el ataúd, lo volvieron a poner en la tumba, la cual fue cerrada como antes. Se hizo un informe minucioso que describía el examen, y fue firmado por los médicos y la comisión clerical. Una copia se dejó en el ataúd y la otra se le entregó al postulador de la causa. Ahora me acuerdo que cuando abrieron la tumba, el 23 de abril de 1950, el sobre metálico donde metieron el informe, estaba podrido y se desmoronó al tocarlo. Pero el informe mismo, no estaba deteriorado sino apenas los bordes untados del plasma, lo que le daba un color castaño”1661.

 

 

6-Exhibición del cuerpo y visitas 

     “El traslado del cuerpo se llevó a cabo por decreto y decisión de la Iglesia. Por ser el último traslado, se permitió su exposición1662. Yo pedí permiso para besarle la mano, ya que estuve a su servicio durante dos años, permiso que me fue negado por el obispo Abdallah Nayem, delegado patriarcal, alegando que “el ataúd  estaba cerrado y ya no se podía abrir. La tapa era de vidrio. 

     “El patriarca sirio católico, con algunos obispos, vinieron a visitarlo, lo mismo que los obispos Nayem Aql y otros obispos maronitas. El patriarca Antonio Arida vino para la celebración de la misa, en el eremitorio, en la fiesta de San Pedro y San Pablo”1663

     “Las multitudes afluían, de todos los niveles sociales: grandes y pequeños, analfabetas y cultos, cristianos y no cristianos del Líbano, de los países árabes, de Europa, de América y de los cuatro ángulos del mundo. Una gran parte de visitantes estaba aquejada de diferentes enfermedades; enfermos que tenían necesidad de auxilio y ayuda divinos. Vinieron también dos cardenales: Tabuni y Agayanián, y una cantidad de sacerdotes, como también el presidente Asunción Al-Juri, ministros, diputados, hombres de Estado1664, de todas las confesiones: cristianas y no cristianas1665. Los grupos no cesaban de acudir a su tumba, en especial los domingos y días festivos, impulsados por su creencia en la santidad del padre Chárbel y la eficacia de su intercesión, tras el gran número de sanaciones que se siguieron. No creo que haya otro motivo humano para impulsar a las gentes a venir a visitar su tumba”1666

 

 

Q: La imagen de Chárbel

1-Tetimonio del hermano Elías Nuhra de Edde

     “El lunes, 8 de mayo de 1950, fiesta de San Juan Evangelista, patrono de nuestra congregación de Misioneros Libaneses, me dirigí, por orden del prefecto de la Escuela de los Apóstoles, en Jounieh, el padre José Merhi (futuro obispo), a visitar el convento de San Marón, en Annaya, con los padres Pedro Chalhub, Sassine Zaidan, los hermanos profesos, los novicios, los escolásticos y los empleados. Éramos cuarenta personas. Nos fuimos en un bus de la escuela. Llegamos al medio día, visitamos la iglesia, la tumba del padre Chárbel y el convento. Había una muchedumbre, y numerosos enfermos. Las oraciones en la iglesia no se interrumpían. Las multitudes participaban de los oficios con fe y fervor. Por nuestra parte, visitamos la capilla de San Marón. Después visitamos al Santísimo Sacramento. Después de eso, una parte de nosotros subimos al eremitorio de San Pedro y San Pablo. Allí me dio por tomar una foto a algunos hermanos que estaban conmigo: el novicio José Antonio de Abrín; a su derecha, el hermano escolástico Juan Gosen de Der Baachtar; detrás, había un árbol adyacente al eremitorio; a su derecha, el hermano Pablo  Azbek de Qartaba; sentado, delante de él, el padre Elías Abi Ramia de Ehmej, responsable del eremitorio. La foto fue tomada con una cámara “Kodak Broni”.

  El 9 de mayo hicimos desarrollar la película… y, he aquí, que delante de  José Challita, apareció la imagen de un monje venerable, al que se le veía la cabeza, la barba blanca, calada su capucha, su mano derecha con los dedos ennegrecidos, como los de una momia. Tenía como un cuerpo transparente, vestido con el hábito monacal, negro, como los monjes libaneses. Detrás de él, las piedras y la hierba de la tierra  se veían a través de su cuerpo, como si el monje colocado delante de esos objetos fuera de vidrio. Se podía ver al lado de José Challita, debajo de la barba del monje, hasta la rodilla. El monje, por su tamaño parecía arrodillado. En un primer plano, adelante, estaban los dos jóvenes. Detrás, de pie, en un segundo plano, su capucha y su cuerpo transparente”1667.

 

 

2-El testimonio de José Challita Antonio 

     “Visité el eremitorio del padre Chárbel, el 8 de mayo de 1950. Los visitantes de la congregación de Kreim, me preguntaron si quería una foto con ellos. No tuve inconveniente. Me puse de pie, con los brazos cruzados. Inmediatamente apareció un monje delante de mí, y me dijo: “Yo quiero fotografiarme con ustedes; me voy a poner delante de usted”. El hermano Elías Nuhra tomó la foto. De repente, el monje desapareció. Después que desarrollaron la película, el monje, al que yo solamente vi, apareció en la foto. Los que lo conocían dijeron que era el padre      Chárbel. El testimonio fue dado el 5 de noviembre de 1073”1668.

 

 

3-Testimonio de los que lo conocían 

 “El postulador de la causa, el padre Vicente Awad, mostró la foto a las siguientes personas: A Eliseo Nakad, hijo de Rosa, la hija de Juan que era hermano del padre Chárbel; al hermano Jorge Nehemtallah de Lehfed; al padre Elías de Mechmeche; al padre José de Ehmej; al hermano Pedro Jalife de Maifuq; al hermano Pablo Yunnan de Mechmeche; al padre Antonio Nehme y al padre José Saad Juri de Mechmeche. Todos ellos conocieron al padre Chárbel cuando estaba vivo, y todos certificaron, bajo juramento, que el de esa foto era el padre Chárbel1669. La señora Nohad Al-Chamy, dijo: “Ésa es la imagen del padre Chárbel”1670.

 

 

4-El superior general, Ignacio Al-Tannuri 

     “Ampliamos la foto del padre Chárbel y recogimos como otras treinta fotos de antiguos monjes de la Orden. Después fuimos donde el padre Al-Tannuri y le pedimos que si podía identificar a cada uno de los de la foto. Al llegar a la del padre Chárbel, la contempló, luego la acercó y, un momento después, le corrieron abundantes lágrimas de los ojos. La besó, mojándola con sus lágrimas. Nosotros estábamos convencidos de que era la foto milagrosa del padre Chárbel, aparecida en la toma del fotógrafo. Le preguntamos: “Padre, ¿es que esa foto le recuerda algún pariente suyo, puesto que lo ha conmovido tanto? Respondió sollozando como un niño: “No, es la foto del padre Chárbel. ¿De dónde la sacaron? Él nunca fue fotografiado en su vida”1671.

 

 

R: Derramaré mi espíritu (Act 2,17)

1-Curación de un enfermo y de una paralítica 

     “Cuando abrieron la tumba, el 22 de abril de 1950, vi en el corredor a un joven de Maifuq, llamado Emilio Pedro, que se apoyaba en dos muletas a causa de una enfermedad en la rodilla. Le dije que pidiera la intercesión del padre Chárbel. Mientras nosotros estábamos en la iglesia para examinar el cuerpo, escuchamos aplausos y algarabía. Era que el joven había sanado de su enfermedad. También supe de un hombre de Bmariam, se me escapa su nombre, que trabajaba como telefonista. Había venido de visita al convento de Annaya, justo el día del examen del cuerpo. Como no pudo entrar en la tumba, se contentó con pasar su sombrero sobre el muro, como para que le sirviera de reliquia. Luego regresó a su pueblo. Su sobrina, paralítica, y sus padres, sabiendo que estuvo visitando la tumba del padre Chárbel, le preguntaron si había traído alguna reliquia. Él les dio el sombrero que había pasado sobre el muro. Frotaron con él a la paralítica, y se sanó y caminó”1672.

 

 

2-Les llegaron hasta el fondo del corazón (Act. 2, 37) 

     “Las multitudes afluían y venían, especialmente después del examen, para visitar la tumba, de todas las confesiones, gentes sencillas, gobernadores y trabajadores, todos con el ánimo de sanar de sus enfermedades y la de sus enfermos y de enfermedades crónicas. Pero el gran milagro fue el que, decenas de ellos, alejados de los sacramentos, en especial del de la reconciliación, desde su visita a la tumba, los invadía el fervor y el arrepentimiento, y con lágrimas se acercaban a la confesión. Muchos se han mantenido firmes en su arrepentimiento hasta ahora”1673.

 

 

3-Sanación de un paralítico (Mc. 2, 1.20) y de una hemorroisa (Mc. 5, 25-34) 

     “Un soldado de Zahle que tenía una enfermedad cardíaca y fracturas en la columna vertebral, fue sanado después de confesarse y recibir la comunión, gracias a la intercesión del padre Chárbel. 

     La cuñada del padre Lattuf Al-Andari estuvo aquejada de una hemorragia durante dos años, y estuvo a punto de morir. Sanó por la intercesión del padre Chárbel “1674.

 

 

4-Una curación de reumatismo 

     “Nehme José Abraham, uno de los colonos asociados del convento de San Marón, fue atacado de reumatismo, en 1941, a la edad de cinco años. Los médicos consultados dijeron que se necesitarían muchos años para sanar del mal. Su mamá recurrió a la intercesión del padre Chárbel y pidió una reliquia de su tumba. Yo le entregué una telita y agua con la que habían lavado sus hábitos. Ella mojó la telita en esa agua y la pasó por las articulaciones del niño. Al momento comenzó a moverse. Al día siguiente ya estaba bien del todo. Yo vi a este niño antes y después de la curación”1675.

 

 

5-Al paso del Señor, Jesús 

     “Yo, personalmente, fui a la montaña de Biblos. Era maravilloso el espectáculo. Decenas de autobuses, centenares de automóviles trasportando multitudes. Eso me hizo pensar en la muchedumbre que, hace dos mil años, se precipitaba detrás del Señor, Jesús. ¡Es una escena que da la impresión de una fe profunda! Los milagros de conversión que se realizan, sobrepasan a los de sanación corporal”1676.

 

 

6-Jesús está vivo 

     Más de 500 milagros de sanación, algunos de ellos de suma notoriedad física permanente, como el caso de la señora Nohad Al-Chami y el señor Raimundo Nader, están señalados en los registros del convento de Annaya, sin contar las decenas de miles en el Líbano y en el extranjero que no figuran en los registros. El punto importante en la obra del alma es la conversión. Así, el santuario del padre Chárbel se considera, entre los santuarios internacionales, como uno de los que atrae a los pecadores a la penitencia y a la reconciliación con Dios, lo que lleva al alivio de la conciencia. Jesús está siempre vivo. Él sana las heridas de la humanidad sufriente. Él perdona los pecados que causan la muerte ineludible, y les da la vida eterna.

 

      Referencias
 

1245                   No habiendo podido fijar las fechas, bien determinadamente, he preferido reunirlas en el capítulo como preludio al paso de Chárbel hacia el Padre.

1246                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página p. 39.

1247                   José Abbud, Ermitaño de Annaya, p. 96.

1248                   Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.

1249                   Moisés Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 69-70.

1250                   Camino de la santidad, año 1, p. 511; padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 286; Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 77; Pedro Moisés, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. p. 86; Al-Tannuri, p. 9, su matrimonio no ha sido señalado en el registro de Ehmej, puede ser a causa del desacuerdo con sus padres políticos; sobra decir que se casó después de haber anulado su matrimonio, muy a pesar de sus padres,  y así se podría celebrar la ceremonia de su matrimonio en otra parroquia;  el bautismo de su hijo, Sebastián,  tuvo lugar el 6/1/1885, 25 días después de su nacimiento, registro de Ehmej, p 9, No. 51;eso quiere decir que más probablemente su sanación tuvo lugar en 1884.

1251                   El cura párroco Pablo Majluf, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 121.

1252                   Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 53.

1253                   Puede ser que otro compañero estuviera con el padre del enfermo.

1254                   Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 167.

1255                   Nehme Mdawar, Ermitaño de Annaya, p. 109.

1256                   Sebastián Uwaini, Camino de la santidad, año 2, p. 3-4.

1257                   El cura párroco Gabriel Gabriel, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 205.

1258                   Este testimonio se sitúa, entre los milagros de Chárbel, en sus últimos días sobre la tierra.

1259                   Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 287.

1260                   Su hermano, el padre Chárbel, Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 72.

1261                   Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 72.

1262                   Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 292.

1263                   Ermitaño de Annaya, p. 11.

1264                   Qafa, la esposa de Uwaini, en Camino de la santidad, año 2, p. 5.

1265                   Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 69.

1266                   Qafa, Camino de la santidad, año 2, p. 5.

1267                   Qafa, Camino de la santidad, año 2. p. 6.

1268                   Qafa, Camino de la santidad, año 2, p. 6.

1269                   Nacido el 25/10/1886, su edad, en el tiempo del milagro, 12 años y dos meses; Registro de Ehmej, p. 15, No. 92.

1270                   Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 70; Al-Tannuri, p. 11.

1271                   Al-Tannuri, p. 11.

1272                   Qafa, Camino de la santidad, año 2, p. 6.

1273                   Al-Tannuri, p. 6.

1274                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 5.

1275                   Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 70.

1276                   Al-Tannuri, p. 11.

1277                   Qafa, la esposa de Uwaini.

1278                   Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 70.

1279                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página. 37.

1280                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 38.

1281                   Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.

1282                   Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la Santidad de Chárbel, 1926, página 35.

1283                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 38.

1284                   Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 74.

1285                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 38.

1286                   Las palabras pronunciadas fueron en siríaco, que el hermano testigo ignoraba.

1287                   Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.

1288                   Hermano Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 113.

1289                   Padre Pedro Juri Juan Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 113.

1290                   Lo oculto develado, p. 136.

1291                   Al-Tannuri, p. 7.

1292                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.

1293                   El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.

1294                   Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.

1295                   El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.

1296                   Regla de los ermitaños, canon 12.

1297                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1298                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1299                   Al-Tannuri, p. 7.

1300                   Regla de los ermitaños, canon 5..

1301                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 41.

1302                   El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72

1303                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Ermitaño  de Annaya, p. 41.

1304                   El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.

1305                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Ermitaño de Annaya, p. 41.

1306                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 36.

1307                   Sebastián Uwaini, Ermitaño de Annaya, p. 9.

1308                   El cura párroco Miguel Ramia, Camino de la santidad, año 1, p. 461.

1309                   El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 72.

1310                   El cura párroco Miguel Ramia, Camino de la santidad, año 1, p. 461.

1311                   El padre Marón Nun pronunció sus votos en 1868 en el convento de Maifuq, a la edad de 19 años; fue ordenado sacerdote en 1874, y muerto en el convento de Nuestra Señora del Socorro en 1911, Monjes de nuestra aldea, p. 180-181.

1312                   Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.

1313                   Lo oculto develado, p. 136.

1314                   Sebastián Uwaini, Ermitaño de Annaya, p. 9.

1315                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1316                   Sebastián Uwaini, Ermitaño de Annaya, p. 9.

1317                   Según la computadora, el 25/12/1898 era un sábado, y deducimos que los últimos días que San Chárbel estuvo enfermo fueron seis días, del domingo, la última misa, el 18/12/ al 24/12, sábado, la fecha de su muerte.

1318                   Al-Tannuri, p. 7.

1319                   Sebastián Uwaini, Ermitaño de Annaya, p. 9.

1320                   Tenemos en nuestro poder la carta del médico.

1321                   Su nombre no fue señalado en el libro, Monjes de nuestra aldea, sino citado como: hermano en visita canónica, archivos de Bkerke, 1898, (Bkerke, el patriarca Juan Al Haij, página 18, No. 5227), con el el hermano Roque de Mechmech, ordenado sacerdote en 1900; también puede ser, al mismo tiempo, el hermano Miguel, cuyo nombre no está citado en el diario; a no ser que haya sido mencionado sacerdote solamente en el testimonio del hermano Francisco.

1322                   Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.

1323                   En tiempo de Chárbel no se usaba la ducha… si acaso una vez al año, o nunca. En la casa, la familia vivía en un solo cuarto, con el burro (que era el vehículo de la familia), la vaca y las gallinas (que eran el ganapán  de la familia); de donde se desprende cómo podría contagiarse una peste en la Edad media, junto con otras enfermedades, en particular las epidemias, pulgas, chinches y piojos que atacaban a los hombres y las bestias, en ausencia de los cuidados higiénicos.

1324                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 37. A este respecto la cosa parece incierta, pues Chárbel lavaba su cilicio; cf., Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 44. Otra referencia: el hombre de Dios, Daniel Al Hadase: “Sufría cuando tenía que quitarse el cilicio para lavarlo. Algunas veces acudía a su asistente o a algún otro, cercano suyo, para que le ayudara a quitárselo, pues se encontraba pegado a la piel. Cuando se le levantaba con un poco de fuerza, sangraba. A la hora de su muerte, los monjes destrozaron el cilicio con un cuchillo para poder cambiarle el vestido” (Padre José Hasruni, Historia de los conventos de la región de Biblos, p. 358).

1325                   Padre Nehemtallah Mechmech, Oisitio de la santidad de Chárbel, 1926,, p. 75.

1326                   Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 102.

1327                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.

1328                   Ermitaño de Annaya, p. 26.

1329                   Jorge Chokrallah, Positio de la prohibición de culto, p. 6.

1330                   Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 37.

1331                   Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 39.

1332                   Positio  de prohibición de culto, p. 43-45..

1333                   Padre Pedro Damián Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 97.

1334                   Positio de prohibición de culto, p. 46.

1335                   Positio de prohibición de culto, p. 47-48.

1336                   Positio de prohibición de culto, p. 50-51.

1337                   Padre Antonio Chebli, Positio de prohibición de culto, p. 247.

1338                   Positio de prohibición de culto, p. 48-51.

1339                   Pedro Daher, Positio de prohibición de culto, p. 27.

1340                   Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.

1341                   Reliquia de la tumba de San Chárbel, p. 51.

1342                   Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 97.

1343                   Reliquia de la sepultura de Chárbel, p. 51.

1344                   Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, página 97.

1345                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1346                   Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, pagina 97.

1347                   Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p.57.

1348                   Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 247.

1349                   Positio de prohibición de culto, Jorge Sassine, p. 10; Natividad Chehade, p. 22; Padre Nehemtallah Mechmech, p. 29.

1350                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 9.

1351                   Al-Tannuri, p. 7.

1352                   Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 57.

1353                   Positio de la prohibición de culto, p. 33.

1354                   Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.

1355                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1356                   Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.

1357                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926 p. 25.

1358                   Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.

1359                   Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.

1360                   Pedro Daher, Positio de prohibición de culto, p. 28.

1361                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página  38.

1362                   Padre José Ehmej, Positio de prohibición de culto, p. 24.

1363                   Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p.11.

1364                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.

1365                   Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.

1366                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.

1367                   Pedro Daher, Positio de prohibición de culto, p. 28.

1368                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.

1369                   Jorge Sassine, Positio de la prohibición de culto, p.11.

1370                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1371                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1372                   Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.

1373                   Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.

1374                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 38.

1375                   José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 101.

1376                   Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 41.

1377                   Constituciones 1732, p. 58,

1378                   Padre José Andari, Positio de prohibición de culto, p. 14.

1379                   Padre Antonio Hsarat, Positio de prohibición de culto, p. 13.

1380                   Registro de misas, Annaya, 1898-1907.

1381                   Ermitaño de Annaya, p. 26.

1382                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 30.

1383                   Iid Nakad, Ermitaño de Annaya, p. 73.

1384                   Al-Tannuri, en Camino de la santidad, 1957, p. 667.

1385                   Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 36.

1386                   Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.

1387                   Fuad Juri, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.

1388                   Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.

1389                   Hermano Elías Mahrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1390                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1391                   Natividad Chehade, Positio de prohibición de culto, p. 23.

1392                   Ermitaño de Annaya, p. 37.

1393                   Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.

1394                   José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 101.

1395                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 25.

1396                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.

1397                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

1398                   Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 249.

1399                   Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 103.

1400                   Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 47-49.

1401                   Diario de Annaya, p. 56.

1402                   Padre Ignacio Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 66.

1403                   Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 79.

1404                   Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 92.

1405                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39.

1406                   Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 129-130.

1407                   Padre José Ehmej, Positio de prohibición de culto, p. 24.

1408                   Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.

1409                   Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 137.

1410                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

1411                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.

1412                   Puede ser cultivar las cebollas en febrero.

1413                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14.

1414                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.

1415                   Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.

1416                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, 27.

1417                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14.

1418                   Padre José Ehmej, Positio  de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.

1419                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.

1420                   Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.

1421                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 28.

1422                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 14.

1423                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.

1424                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

1425                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.

1426                   Lugar próximo al convento.

1427                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

1428                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.

1429                   Jorge Chokrallah, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.

1430                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.

1431                   Jorge Chokrallah, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 4.

1432                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.

1433                   Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.

1434                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.

1435                   Jorge Sassine, Positio de la prohibición de culto, p. 11.

1436                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.

1437                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

1438                   Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 80.

1439                   Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, p. 138.

1440                   Padre elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.

1441                   Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 145.

1442                   Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.

1443                   Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 145.

1444                   Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 145.

1445                   Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 138.

1446                   Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 145.

1447                   Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.

1448                   Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955. p. 173.

1449                   Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 98.

1450                   Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 213.

1451                   Ermitaño de Annaya, p. 27.

1452                   Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.

1453                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.

1454                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

1455                   Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 98.

1456                   Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 137.

1457                   Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173.

1458                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

1459                   Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.

1460                   Pronunció sus votos en 1891; murió en el convento de Annaya en 1939, Monjes de nuestra aldea, p. 181.

1461                   Pronunció sus votos en 1893; murió en 1952 en el convento de Annaya, Monjes de nuestra aldea, p. 186-187.

1462                   Pronunció sus votos en 1898; murió en 1951 en el convento de Qattara, Monjes de nuestra aldea, p. 186-187.

1463                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39.

1464                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 10.

1465                   Hermano Pedro Maifuq, Positio de prohibición de culto, p. 35.

1466                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página38-39.

1467                   Padre Antonio Hsarat, Positio de prohibición de culto, p. 14.

1468                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 9.

1469                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

1470                   Archivos Bkerke, fol. 13/2/1899.

1471                   Jorge Sassine, Positio  prohibición de culto, p. 11

1472                   En el encabezamiento de la carta del superior del convento de Annaya, dirigida al patriarca, está escrito: respuesta recibida,

1473                   Fallecido el 26 de diciembre de 1929, Diario de Annaya, p. 60.

1474                   Pronunció sus votos en 1889, ordenado sacerdote en 1912, muerto en el convento de Nuestra Señora del Socorro en 1959, Monjes de nuestra aldea, p. 181-182,

1475                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p 11.

1476                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p, 26.

1477                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

1478                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1925, p. 11; y orge Sassine, Positio prohibición de culto, p. 11.

1479                   Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 52.

1480                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

1481                   Jorge Sassine, Positio de prohibición de culto, p. 11.

1482                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

1483                   Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,  p. 52.

1484                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

1485                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

1486                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

1487                   Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1925, p, 52.

1488                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 26.

1489                   Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130.

1490                   Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 53.

1491                   Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130.

1492                   Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130; y padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 52.

1493                   El cura párroco Miguel Ramia, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 73.

1494                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.

1495                   Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130.

1496                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1826, p. 27.

1497                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

1498                   Lo oculto develado, p. 137.

1499                   Sebastián Uwaini,  Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

1500                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.

1501                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 11-12.

1502                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.

1503                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.

1504                   Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 26.

1505                   Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 139.

1506                   Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 99.

1507                   Hermano Pablo Lehfed, Positio de prohibición de culto, p. 31.

1508                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.

1509                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 11.

1510                   Padre Antonio Alwan, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 139.

1511                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.

1512                   Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 273.

1513                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.

1514                   Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 29.

1515                   Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.

1516                   José Salomón, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 101.

1517                   Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.

1518                   Jorge Chokrallah, Positio de prohibición de culto, p. 4.

1519                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 27.

1520                   Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 36.

1521                   Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 157.

1522                   Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 36.

1523                   Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 14-15.

1524                   Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.

1525                   Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 89.

1526                   Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.

1527                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 21.

1528                   Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.

1529                   Pronunció sus votos en 1889, ordenado sacerdote en 1912, fallecido en 1959; Monjes de nuestra aldea. 181-182.

1530                   Padre [Antonio Hsarat, Positio prohibición de culto, p. 14.

1531                   Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.

1532                   Padre José Andari, Positio prohibición de cuilto, p. 15.

1533                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.

1534                   Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.

1535                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, p. 12.

1536                   Sebastián Uwaini,  Positio prohibición de culto, p. 21.

1537                   El postulador de la causa tachó la siguiente línea: El susodicho padre José le tocó una mano, llevando un pañuelo en la otra para empaparla en la sangre que brotaba de su cadera, durante la noche.

1538                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.

1539                   Sebastián Uwaini,  Positio prohibición de culto, p. 21.

1540                   Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.

1541                   Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 16.

1542                   Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.

1543                   Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 16.

1544                   El patriarca Elías Howayek, que pidió consultas médicas a Sebastián Moisés Uwaini, decía: “nadie muere entre sus manos”. Los auditores interpretaron lo dicho como que Sebastián Uwaini trataba a los enfermos con las supuraciones del padre Chárbel; Bendición de la tumba del Santo, p. 100.

1545                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 12.

1546                   Sebastián Uwaini, Positio prohibición de culto, p. 21.

1547                   Fue designado superior del convento de Annaya entre 1899-1901; Monjes de nuestra aldea, p. 251.

1548                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 28.

1549                   María Zwain, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 81-82.

1550                   Hermano Pedro Elian Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.

1551                   Padre Antonio Hsarat, Positio prohibición de culto, p. 14.

1552                   Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 21.

1553                   Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.

1554                   Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 20.

1555                   Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 142.

1556                   Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 143.

1557                   Reliquia de la sepultura de Chárbel, p. 219.

1558                   Padre José Andari, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 143.

1559                   Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 16.

1560                   Jorge Sassine, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p.95-96.

1561                   Hermano Francisco Qartaba, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 104.

1562                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39.

1563                   Iid Nakad, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 117.

1564                   Reliquia de la sepultura de Chárbel, p. 192-195.

1565                   Reliquia de la sepultura de Chárbel, p. 195.

1566                   Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 195-196.

1567                   Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 196, 197.

1568                   Padre José Andari, Positio prohibición de culto, p. 15.

1569                   Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.

1570                   Natividad Chehade, Positio prohibición de culto, p. 23.

1571                   Pedro Daher, Positio prohibición de culto, p. 28.

1572                   Rosa Majluf, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 294.

1573                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926,p. 12.

1574                   Hermano Pedro Hawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39.

1575                   Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel 1926, p. 222.

1576                   Hermano Pedro Elian Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.

1577                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 39,

1578                   Padre Juan Jaji, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 47.

1579                   Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 197.

1580                   Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173-174.

1581                   Padre Benito Tabet, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 7.

1582                   Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 198

1583                   Practicó la medicina sin haberla estudiado.

1584                   María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 94.

1585                   Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 92-93.

1586                   María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 94.

1587                   Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 92-93.

1588                   María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel 1926, p. 94.

1589                   Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 93.

1590                   María Chamún, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 94.

1591                   Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 93.

1592                   María Chamún, Positio de santidad de Chárbel, 1926, p. 94.

1593                   Padre Luis Wehbeh, Los monjes en el Líbano, p. 78.

1594                   Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 28.

1595                   Pedro Daher, Positio prohibición de culto, p. 28.

1596                   Reliquia de la sepultura de San Chárbel, p. 129

1597                   Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 4.

1598                   Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 173

1599                   Positio prohibición de culto, p. 33.

1600                   Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 98-99.

1601                   Hawchab, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, 1926, p. 184-185.

1602                   Hawchab, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, 1926, p. 185.

1603                   Padre Francisco Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 28.

1604                   Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.

1605                   Jorge Sibrini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 97.

1606                   Pronunció sus votos en 1898, murió en 1932, Monjes de nuestra aldea, p 187.

1607                   Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.

1608                   Padre Elías Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 93; y Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 175-177.

1609                   Pronunció sus votos en 1865, murió en 1914, Monjes de nuestra Aldea, página 40-41.

1610                   Padre Antonio Alwan, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 130.

1611                   Chebli Chebli, Causa dela canonización de Chárbel, 1955, p. 199.

1612                   Sebastián Uwaini, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 14-15.

1613                   Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.

1614                   La legaña causada por la oftalmía.

1615                   José Nassif, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 68-69.

1616                   Moisés Moisés, Positio prohibition de culto, p. 70.

1617                   El que habla es el hermano Pedro Jawad Mechmech.

1618                   Positio prohibición de culto. 10.

1619                   Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 54.

1620                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 41-42.

1621                   Iid Nakad, Positio prohibición de culto, p. 117.

1622                   Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.

1623                   Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 35.

1624                   Padre Nehemtallah Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 79.

1625                   Padre Francisco Sibrini, Positio prohibición de culto, p. 27.

1626                   Jorge Sassine, Positio prohibición de culto, p. 10.

1627                   Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 6.

1628                   Hermano Pedro Maifuq, Positio prohibición de culto, p. 35.

1629                   Los padres: Galliador, Galalin y Francisco María, encargados de una visita apostólica en nuestra Orden.

1630                   Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.

1631                   Hermano Pedro Elián Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.

1632                   Hermano Pedro Elían Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 32.

1633                   Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.

1634                   Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.

1635                   Sebastián Uwaini, Positio de l santidad de Chárbel, 1926, p. 12.

1636                   Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 5.

1637                   Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 5.

1638                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio prohibición de culto, p. 38-39.

1639                   Padre Antonio Hsarat, Positio prohibición de culto, p. 14.

1640                   Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 5.

1641                   Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 5-6.

1642                   A contar de la muerte de Chárbel, en 1898, hasta 1926, fecha del testimonio del médico Chokrallah.

1643                   Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 7.

1644                   Jorge Chokrallah, Positio prohibición de culto, p. 7.

1645                   Padre José Ehmej, Positio prohibición de culto, p. 25.

1646                   Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 81.

1647                   Padre José Ehmej, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, p. 54.

1648                   Ermitaño de Annaya, p. 28.

1649                   Examen del médico, Positio prohibición de culto, p. 19.

1650                   Padre José Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 82.

1651                   Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 54.

1652                   Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 54.

1653                   Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 54-55.

1654                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.

1655                   Donde el superior y el padre Vicente Awad para informarle acerca de los acontecimientos, ya que la apertura de la tumba se hizo sin ninguna autorización, lo que podría repercutir negativamente en la causa de canonización de San Chárbel.

1656                   Crimen que ha reanimado su víctima, Señor Salomón José Abraham, revista Chárbel- Rebeca- Nehemtallah, No. 279, año 2003, p. 16-23.

1657                   Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, página 54 y 99.

1658                   Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 55.

1659                   Hermano Pedro Jawad Mechmech, Positio de la santidad de Chárbel, 1926, página 37.

1660                   Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 55.

1661                   Padre Elías Ehmej, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 174.

1662                   Padre José Hasruni, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 119.

1663                   Padre Antonio Aalún, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p.248-249.

1664                   Padre Antonio Chebli, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 142.

1665                   El primer ministro Riad Beik Solh: “El padre Chárbel es para todo el Líbano y para todas las confesiones libanesas, no solamente para los maronitas”.

1666                   Padre Pedro Damián Mechmech, Causa de canonización de Chárbel, 1955, página 100.

1667                   Hermano Nuhra Eddeh, Positio de la foto de San Chárbel, p. 5-6.

1668                   José Antonio, museo de la casa de San Chárbel, Bqaakafra.

1669                   Cf. Positio de la foto de San Chárbel.

1670                   Testimonio delante de nosotros, principios de febrero de 2007.

1671                   Camino de la santidad, 1957, p. 664-665.

1672                   Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 58-59.

1673                   Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 59.

1674                   Padre Juan Andari, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 62-63.

1675                   Padre Antonio Nehme, Causa de la canonización de Chárbel, 1955, p. 224.

1676                   Padre Vaillaume, en Ebrio de Dios, p. 38.

 

 
 

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